Una larga noche.Las sombras se movían azarosas contra la luz de la luna que brillaba sobre ella en medio de aquel bosque.Sus pies estaban descalzos, atrás habían quedado los tacones.Eva sabia que estaba en un lugar que le parecía conocido, pero solo entonces comenzó a darse cuenta de que lo conocía desde hacía mucho tiempo.Las siluetas de los árboles y los contornos de las montañas lejanas, Incluso la forma en como la luna incidía sobre el color de su propia piel, le hacía saber que estaba de vuelta en el lugar que siempre había visitado, pero ahora, a diferencia de siempre, faltaba un elemento fundamental: Él no estaba cerca.Eva comenzó a caminar con un dejo de melancolía atravesándole el alma.―Soy yo, Eva, vine a buscarte―le dijo casi por instinto.Ella no sabía lo que hacía, pero estaba dispuesta a intentarlo todo solo para poder salir de todas las dudas que le aprisionaban el alma de esa manera tan indescriptible. Eva sabía que las palabras de aquella anciana eran ciertas: E
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