CAPÍTULO SESENTA Y CINCO: LA VIDA EN UN RECUERDO MARÍA EUGENIA Las pesadillas, aquel paraíso, aquel infierno, donde los ángeles y los demonios podían ser solo uno. Donde todo lo que veía a mi alrededor eran verdades a medias, el sentimiento de vacío, el sentimiento de no saberme más en mi lugar, todo eso estaba quedando atrás, la cabeza me dolía hasta el punto de pensar que me iba a estallar, el dolor era terrible. Aunque no sabía cuál era el dolor más grande, si era el físico o el que sentía en el pecho.Aunque comenzaba a pensar que el dolor del pecho había logrado enfermar a mi cuerpo.Las pesadillas no se iban, no sabía contra lo que tenía que luchar, no sabía quien estaba a mi izquierda y quien estaba a mi derecha, no podía dormir porque solo veía mi mundo destruido, no podía estar despierta porque el dolor de mi cuerpo y de mi pecho me estaba matando.NARRADORSolo podía permanecer así, pensando y sintiendo el dolor, pensando e imaginando que estaba de vuelta en casa. La casa
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