Horas después la chica tenia colgado en el cuello el collar que James le había regalado. Se lo había metido por dentro de la camisa como un secreto guardado solo para ella. Tenia una gran sonrisa plasmada en el rostro. No entendía si esa razón se debía al collar, o más bien a James. No le desagradaba él. Siempre fue respetuoso y algo… gruñón. Pero, aun así, ahora era diferente. O eso creía… El empresario también lucia diferente, mas calmado, cierta paz y serenidad en el rostro que no solía tener. A la hora del almuerzo, James se disculpo con ella por no poder acompañarla, tenia cosas que hacer. -¿Demoras? -Regresare por ti -miro su reloj. Desde que recuerda a James siempre estaba pendiente de la hora, casi como si cada segundo de su día estuviera ya contado. -iré a la empresa de los Smith. Tengo cosas que discutir y unos negocios que cerrar. -¿Tienes amigos? -Dije negocios. Nada de amistad -Suena frívolo -Estamos hablando de dinero. El dinero es frívolo. El dinero no abraza
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