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Promesa firme
La reacción agresiva de Margaret tomó por sorpresa a todos, en especial a Lorraine, que sintió escalofríos cuanto esta le lanzó una mirada fulminante. «¡Qué miedo! Ella parece demasiado peligrosa», pensó.En tanto, Thomas se sentía incómodo por la forma en que había terminado las cosas con Margaret, que pensó ir tras ella para enmendarse, pero se contuvo al recordar que Lorraine estaba ahí y no quería generar confusiones. Frustrado, respiró profundamente y volteó para disculparse con Jeremiah por el incidente, pero se sobresaltó al ver que su novia se encontraba ahí.—Wow, ¿ya saliste? —exclamó perturbado.La expresión de sorpresa causó gracia en la joven, que respondió de buen humor.—No hace mucho, pero veo que acabas de terminar con tu asunto al mismo tiempo que yo.—¡Oh! Eso… supongo que sí —añadió Thomas con una sonrisa triste.Al notar que su novio lucía deprimido, Lorraine preguntó preocupada.—¿Estás bien?—¿Eh? Sí —reaccionó Thomas bastante aturdido.En ese instante, Jeremiah
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Cariñitos
Lorraine se atragantó al escuchar esto, que inmediatamente volteó para ocultar la vergüenza que sentía.—¡Qué cosas dices! —exclamó al tiempo que se abanicaba para refrescarse.Thomas sonrió al verla tan alterada, que continuó jugueteando.—¿Qué sucede? ¿Acaso nadie te ha hecho una promesa así?—¡Basta! ¡Me avergüenzas! —replicó Lorraine intentando calmar su alocado corazón.Ante esto, Thomas se detuvo y, tomando delicadamente la mano de Lorraine, dijo seriamente.—Sin importar que suceda después, te aseguro siempre te seré fiel en todos los ámbitos.Conmovida, Lorraine volteó y respondió tímidamente.—¿Es una promesa?—Sí, lo prometo.Después de esto, Thomas se acercó para robarle un beso, acto que dejó sin aliento a Lorraine, que luego de luchar por librarse de las garras de ese hombre, reclamó.—¡Basta! ¡Estamos en la vía pública! ¡No podemos hacer esto aquí!—¿Qué cosa? Sólo es un beso —replicó su atrevido novio fingiendo inocencia.—¡Aun así! Puedes contenerte un poco, podrían ll
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Hombre habilidoso
Para mí, era increíble ver cómo ese hombre tan elegante se concentraba demasiado para hacer una sencilla pasta. Cuando lo vi sacar religiosamente todos los ingredientes, colocándolos ordenadamente y midiendo con precisión las cantidades de las especias, pregunté con curiosidad.—¿Qué se supone que estás haciendo? —¡Oh! El chef Bell me dio las medidas precisas para que la salsa quede a la perfección, así que estoy calculando todo para que quede igual —respondió Thomas sin voltearme a ver.—¡Ah! Muy bien, eso es muy importante —recalqué divertida con su expresión de niño aplicado.Luego de esto, él ya no volvió a hablar. Esto me pareció bastante tierno, ya que lucía muy dispuesto a emular la receta a la perfección. Fue así que durante largo rato pude apreciar cómo ese diligente hombre cortaba finamente las verduras y posteriormente las sazonaba con suma concentración, al igual que la carne y la salsa.Ver a ese precioso príncipe trabajar con tanto esmero me resultó tan encantador, que
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Rendida en sus brazos
—¡Qué estás haciendo! ¡Bájame de una vez! ¡Puedo caminar! —reclamó Lorraine avergonzada.Thomas realmente estaba tan ansioso por estar con su amada, que ignoró sus reclamos y siguió avanzando presuroso hacia la habitación. Cuando estuvieron dentro, el ardiente hombre bajó a su amada y la atrapó contra la pared para comenzar a besarla como si nunca hubiera probado sus labios.Este ataque tomó con la guardia baja a Lorraine, pensó aturdida: «¡Cielos! Sus besos como una droga, que me resulta difícil poder apartarme».Cuando el atrevido hombre llegó hasta el cuello, se detuvo y, mirándola seductoramente, dijo:—Por favor, no
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Conspiradores
En una cafetería de lujo, Margaret esperaba con impaciencia a su invitado, mirando de vez en cuando hacia la puerta con la esperanza de que éste apareciera en cualquier momento. También dirigía su mirada hacia su teléfono móvil para comprobar la hora.—¡Ash! Le dije que lo vería en punto de las 10 de la mañana, ¡ya pasaron cinco minutos! ¿Acaso piensa dejarme plantada?Su ansiedad fue incrementada por la dosis de cafeína que estaba consumiendo en ese momento. Mientras bebía un sorbo de latte, comenzó a recordar las tonterías que le había dicho a Thomas el día anterior, las cuales no la dejaron dormir en toda la noche.«¡Arg! ¿Por qué no me quedé callada como siem
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Sujeto descarado
Dereck acababa de terminar su turno en el hospital, cuando escuchó que su teléfono móvil sonaba. Al ver que la llamada provenía de un número desconocido, dudó en contestar. Pero como insistía tanto, finalmente aceptó.—¿Hola?—Buen día, ¿hablo con el doctor Dereck Miller?—Sí, soy yo, ¿quién habla? ¿Es paciente mía? —preguntó consternado.—¡Oh! No, déjeme presentarme, soy Margaret Spencer y me gustaría tratar un asunto privado con usted —respondió ella dulcemente.—Disculpe, no la conozco, así que no entiendo qué asunto quiera
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Mirada afligida
Margaret estaba atrapada entre los brazos del atrevido doctor, sintiendo por primera vez pánico. «Dios, no puedo creer, de verdad este hombre sea capaz de abusar de mí», pensó aterrada.En tanto, Dereck apretó con fuerza a la frágil mujer y susurró maliciosamente a su oído.—Eres demasiado valiente para venir a la casa de un hombre, sola y en la noche, ¿no crees?Ella se estremeció al sentir el cálido aliento de ese hombre en su cuello, que masculló furiosa.—¡Suéltame, maldito perro! —¡Ah! ¿Ahora soy un perro? Dime, ¿de qué raza te parezco? —se burló el atrevido
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Propuesta
En el momento en que abrió los ojos, Lorraine parpadeó confundida sin saber dónde se encontraba. Cuando dirigió la mirada hacia Thomas, éste le reclamó malhumorado.—¿Te atreves a mencionar a otro hombre en tus sueños?Aun intentando calibrar sus ideas, Lorraine preguntó.—¿Qué? ¿Dónde estamos?—¿Cómo que dónde estamos? ¿No recuerdas que viniste a dormir a mi casa? —exclamó el resentido hombre.Lorraine parpadeó varias veces y finalmente recordó lo ocurrido la noche anterior.—¡Ah! Lo siento, es que como est
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Paseo
En un lapsus de locura, le propuse a Thomas registrar nuestra intención de matrimonio en el registro civil. Sabía que ese tipo de cosas debían planearse con calma, pero verlo tan entusiasmado por firmar un documento que uniría nuestras vidas por tiempo indefinido me motivaba también a aceptar el riesgo.Cuando finalmente llegamos a la oficina de gobierno, mi ansioso galán se decepcionó un poco al ver que no estaba funcionando.—Creo que no abren los domingos.—Lo imaginé, sin embargo, aún tenía la esperanza de que hoy estuvieran abiertos —añadí de buen humor.Por un momento pensé que Thomas se rendiría en su propósito, pero olvidé un detalle: él es un hombre que jamás se rinde.—Llamaré a mi amigo juez, para pedirle que venga a casarnos ahora mismo —dijo con seriedad.—¡Oye! ¡Espera! No molestes a tu amigo, de seguro debe estar descansando con su familia...—¿Familia? Ese hombre no tiene familia y toda la vida se la pasa trabajando —replicó Thomas con seriedad.—¿Eh? Pero podemos espe
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Un futuro juntos
Lorraine se atragantó al escuchar que Thomas mostraba interés en tener hijos, que se quedó sin palabras. Éste notó su desconcierto y preguntó ansioso.—¿Qué sucede? ¿Acaso te incomoda la idea de ser padres?—Bueno... es que jamás me he visualizado teniendo a un niño en brazos, no sé, siento que es demasiada responsabilidad —admitió.—¿En serio? ¿Jamás has tenido el deseo de ser madre?Este cuestionamiento causó un incómodo malestar en el pecho a Lorraine, ya que le hizo recordar los extraños sueños que le mostraban una realidad en la que estaba en coma y con un avanzado estado de preñez, así que respondió vagamente.—Realmente, no, supongo que en algún punto decidiré tener un hijo, pero en estos momentos no me siento preparada.—¿De verdad? —exclamó Thomas sorprendido.—Sí, ¿acaso tú habías pensado en tener hijos? —cuestionó ella rápidamente para desviar la atención.—Mmmm… —comenzó a reflexionar Walker—. En el pasado no consideré esa posibilidad, pero siempre procuré cuidarme para ev
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