Erdogan se encontraba sentado junto a su padre, quién mantenía una postura rígida e impecable. Frente a ellos la señora Stuart bebía un poco de té importando, mientras Adela, la hija de esta, miraba nerviosa hacia abajo. El ambiente se percibía bastante tenso, por lo que ambos jóvenes guardaban silencio mientras los adultos platicaban.—Señor Evans, nos sentimos sumamente agradecidas de que se tomarán la molestia de venir a recogernos—, deja elegantemente su taza de té a un lado.—Es todo un placer, Ana—. Edmundo esboza una sonrisa galante.—Adela, querida—, la mujer fija su mirada en la joven— podrías enseñar los jardines a Erdogan, sería muy bueno que se conozcan un poco más, después de todo contraerán matrimonio en unos meses.—Por supuesto, madre—, la joven se puso de pie y sacudió un poco su vestido, alisando arrugas invisibles.Edmundo miró de reojo a su hijo, quién de mala gana se puso de pie y ofreció educadamente su brazo a la joven. Adela, gustosa se aferró al brazo del homb
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