Capítulo 38HelenaEstuvimos ocupadas Ximena y yo en la tienda y su hija era un angelito, se quedaba dormida casi todo el día dejando a su mamá trabajar y por la tarde, vino su papá para llevársela. Yo había salido solamente para recoger a Julieta del kínder y ella, estaba aquí con nosotras.–Helena, te he visto meditabunda y pensativa en este tiempo. Sé que no soy una persona que se meta en asuntos ajenos, pero no quiero que sufras por lo que pasaste hace años.Ese no era el motivo de mi desgano en todo lo que hacía, últimamente, eso ya lo había superado, no podía vivir con eso, además Julieta había sido la cura para todos mis males. –No sufro por eso Ximena, lo que pasó hace años me marcó y me afectó para siempre y, pero no es por ello que yo estoy más pensativa de lo que debería.Julieta, aunque estaba presente, no estaba pendiente de Ximena y de mí. Mi hija estaba feliz jugando en una alberca de pelotas que pusimos para ella y para Tammy.–Sufres porque hubieras deseado criar a
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