MonserratLos días junto con Alberto se pasan volando y lastimosamente tenemos que volver a la realidad, quién diría que en verdad fuera a disfrutar tanto mi luna de miel, ni en mis mejores sueños lo imaginé, y aquí estoy sobre su hombro a la espera de que el avión despegue para volver a nuestro país, pero lo que más me llena de ilusión es ver saber que Alberto me va llevar a lo que va ser nuestro nido de amor, la casa donde vamos a empezar a llenarla de hermosos momentos y por supuesto que estoy ansiosa.—Amor, ¿En qué tanto piensas? —Acaricia mi cara, mientras sus ojos se posaron en mí, así que le regaló una sonrisa y un beso el cual le correspondió.—En nosotros, y en todo lo que nos espera, pues no quiero que nada de todo esto que estamos viendo cambié cuando lleguemos de nuevo a la ciudad —respondo, alejándome un poco de él, él solo acaricia mis mejillas y sonríe.—Eso ni lo pienses, esto tan bonito que estamos viviendo no va a cambiar, al contrario, quiero cada día hacerte la mu
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