219. Unión de amor
Y Maya no era que no lo entendiera, es más, estaba a la espera. Una espera emocionante, llena de esperanza, llena de amor. La espera que se acabaría cuando estuviese nuevamente en los brazos de Maximiliano y lo llamase “mi amor.” Eso era lo que había mantenido también en esos aguardos. Y no pudo sentir que tenía rencor, odio, amargura. Viendo su hotel empezando a tomar esa luz de excelencia, de motivos por las cuales hacerla sonreír, aquel sueño que también lo hicieron sentir feliz puesto que, los meses para aperturar finalmente el DeSea sería un hecho rotundo. A la par de Roy Sidney, de Chris, de Emilia, de Patrick, y de toda la gente que hacía ese magnífico lugar una de las maravillas expectantes que esperaba la ciudad, Maya se sintió que su vida estaba en la cúspide. Después de ver a Maximiliano, se dirigió a su hogar. Con toda la felicidad rondando, no podía negar que también existían algunas otras cosas más que de cierta manera la mantenían ajena a los pensamientos. Su mad
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