8 meses despuésLos hijos son una bendición, pero es complicado verlos así cuando te toca cargarlos dentro con un embarazo engorroso. Puede que la espera de mi segundo hijo, un varoncito esta vez, haya sido planeada y tanto su padre como su madre lo esperemos dichosos, aun así, ha sido un gran trabajo la gestación esta vez.Lo cual era una ironía del tamaño de una casa. Cómo era posible que un embarazo con 18 años y necesidades económicas fuese más cómodo que uno con casi 30 años y estabilidad económica. No lo sé, no tengo la menor idea, e igual acá íbamos.Sentía que pesaba como 100 kilos, mis tobillos estaban tan hinchados que lloraba al verlos, ah, y apenas podía verlos, y eso de llorar, era muy, muy frecuente. ¿Cómo no llorar si ni podías verte los tobillos a menudo? Era una tragedia.Sin embargo, dejando a un lado las consecuencias menos afortunadas de un embarazo, del resto me iba de maravilla en la vida. Desde que Leonel dio ese gran paso, el de dejar su anhelo de la herencia po
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