CAPÍTULO 24. SECRETOS Y MENTIRAS
Al fin viernes pensé, ya había amanecido mucho mejor, era fácil disimular la leve cojera que me aquejaba.Mamá tenía listo el desayuno y estaba dispuesta a renunciar, yo la apoyé.—Mamá, divinamente puedes demandar a ese señor.—No me voy a poner en esas, a ver quién le trabaja por tan poco.—Pues si, además, tu conoces el manejo de ese local al derecho y al revés, no creo que encuentre fácilmente a alguien que haga todo lo que tú; ya verás que algo mucho mejor te va a salir.Se marchó dispuesta a enfrentar a su jefe mientras tanto yo, terminaba de alistarme en lo que llegaba Joel.Para mi sorpresa, llegó en taxi.—Hola, ¿y el auto?—Ah, algo le pasa, llevo días escuchándole un ruido extraño, por eso me fui temprano ayer, para llevarlo a revisar, me lo entregan en la tarde.—Oh, entiendo, ojalá no sea nada grave.—No creo, pero tampoco me voy a poner a experimentar con él, mejor que lo revise alguien que sepa, es lo mejor.—Si, eso es verdad.—Y tu, ¿cómo sigues?—Oh, mucho mejor, el
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