+—No te puedes ir, no porque ahora estás en Nueva York, no me preguntes cómo, dado que ya lo sabes —dice tras ponerse cómodo y sentarse, quedando frente de mí—. Quiero que estés a mi lado, te puedo garantizar que hay más de uno como ese cerdo que se encuentra detrás de ti.Me siento en el dilema de no sé en quién confiar, sin embargo, el italiano me ha demostrado fidelidad. Ahora tengo que averiguar que es lo que quiero y que es lo que él quiere de mí.—Sabía que esto pasaría, pero jamás imaginé que las personas que me traicionarían eran los más cercanos, será que tengo un letrero en mi frente que dice, “patéame el culo” —bufo—, ¿crees que sea momento de desaparecer?—Es comprensible tu enojo, por eso te quiero pedir que te quedes a mi lado, que confíes en mí.—No sé, quería ir por ellos, aunque soy consciente de que no valen la pena —guardo silencio.Los dos se han burlado de mí, me han utilizado como se les da la regalada gana y la verdad que no es justo para mí y tampoco para nadi
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