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Todos los capítulos de Eres Mi Destino : Capítulo 31 - Capítulo 40
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31 El sueño parte II
Nooo esto no me puede estar pasando a mí, ¿será que entonces me gustan los dos? Llevó mis dos manos a mi cuello y lo aprieto suavemente por favor que alguien venga y me estrangule. Después que termino mis cinco minutos de dramatismo me levanto, voy a darme una ducha me lavo el cabello con mi shampoo de fresa, salgo y me cepillo los dientes, ya terminé me dirijo a mi closet a buscar lo que voy a usar hoy, me coloco un short jean azul corto, una franela blanca y encima un chaleco rojo y mis tenis blanco, pinto mis labios de rojo, me eche bastante corrector de ojeras y un poquito de polvo. Me hago unas ondas en las puntas de mi cabello, me aplico un poco de perfume, me miro al espejo y ya estoy lista, recojo mi morral que está encima de la mesa donde hago mis tareas. Bajo voy a la cocina a preparar mi desayuno, sacó de la nevera tres naranja, las cortó y las colocó una por una en el exprimidor me hice un jugo de naranja, luego me preparo un sándwich de jamón, queso y tomate me como mi des
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32 El sueño parte III
—Claro las chismosas de tus amigas me imagino, —respondió con un tono de fastidio torciendo sus labios —Mejor sal de aquí Ariza, tú sabes que no quiero verte la cara ni a ti ni ha las otras dos —aseguro serio. Ella me mira con rabia, levanta sus dos manos y me empuja —Eres una maldita zorra te quiero lejos de German. —¿Puedes cálmate Ariza? —le dice mientras se baja del escritorio y se para en el medio de nosotras dos.—¿Cómo me pides que me calme si tú no contesta mis mensajes y ni siquiera mis llamadas y yo me estoy volviendo loca por tu culpa? —ella grita sus ojos están cristalizados al punto de que las lágrimas se empiezan a asomar.—Y tú sabes muy bien porque no te respondo, te los buscaste así que no te quejes y menos me grites. —replicó molesto.—Yo mejor mejor voy, —es lo único que digo —Si lárgate maldita pobretona becada, yo no soy Barbie que tú le robaste a él novio, a mí no me vas hacer lo mismo. —me ofende alterada.German se altera también y le responde —Ya no somos no
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33 El sueño parte IIII
—Te sorprenderás —se bajó del escritorio tomó su violín y con una delicadeza lo acomodo en su hombro diagonal a su cuello y lo comenzó a tocar. Al oír lo que tocaba me quedo boca abierta porque él tocó la canción del poema llamado “La última rosa del verano” es una pieza muy difícil de tocar por la cantidad de intervalos que tiene y si a eso le sumas el nivel de interpretación la hace todavía más complicado. Además de que su significado es muy triste para mí simboliza la partida de una persona dejar ir a alguien que amas así como cuando se te muere un ser querido. Me preguntó si él ha perdido un familiar, hace rato estaba tocando la canción del Titanic que también es muy triste. Pero no puedo ignorar que se concentran cuando lo hace y tienen una destreza para mover el arco, un rato después toca una sonata, después tocó una… sinfonía su manera de tocar es preciosa el tiene talento seguro será un violinista muy famoso, por eso es que ha ganado tantos premios, yo todavía no olvido que e
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34 El Reencuentro
CamilaMis ojos se abren con una lentitud y observo a mi alrededor, estoy acostada en una camilla, mire mi mano y note que tengo una intravenosa del lado de la muñeca y me encuentro en una habitación pequeña de paredes blancas parece un consultorio. Una señora alta cómo de unos cuarenta años, vestida toda de blanco jean y bata se me acerca. Lo único que recuerdo es que estaba en la cafetería, había pedido mi comida, para ir almorzar con Lucas y Miguel, aunque estaba un poco afectada porque antes de eso fui a mi casillero y me encontré con una rata muerta todavía recuerdo su fétido olor y se me eriza la piel.Primero las serpientes ahora esa rata y no entiendo a quien le agrada molestarme de esa manera tan perversa. Si tan solo supieras todo lo que iba a vivir antes de ingresar a esta universidad estoy segura que nunca me hubiera matriculado. Creo que quien sea que me este haciendo esto quiere que me vaya de la universidad o tal vez me odia ¿Pero por qué?—Por fin despertaste tienes q
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35 El Reencuentro II
—Ya son las dos de la tarde, yo ni siquiera he almorzado, voy a bajar a comer, mucho cuidado con lo que hacen ustedes dos aquí adentro jovencitos. Cuando ella se va, pegó mi espalda lo más que puedo de la pared le digo que se acueste a mi lado, él lo hace y yo lo abrazo con la mano donde tengo la via y colocó mi cabeza sobre su pecho. Pude escuchar los latidos de su corazón están acelerado. Lo miro y me sonríe luego me da un beso en la frente yo también le sonrió. —¿Cuándo llegaste? —Anoche mi pecosa. Él estaba molesto cuando se acercó a mí, lo sé por su mirada —¿Por qué estabas molesto cuando te acercaste a mí? Me mira serio y responde —Porque dos chicos que estaban cerca de ti cuando te recogí del piso estaban conversando uno de ellos dijo se pasan primero le dejan serpientes en su casillero y hoy una rata muerta, les pregunté quién fue, pero ellos dijeron que no lo saben y eso me hizo cabrear voy partirle la cara al que se atreva molestarte. —dijo esas palabras con rabia. —M
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36 El reencuentro parte III
Ignacio Señora Adelaida tome las llaves de mi auto y pídale por favor a uno de los de seguridad, que lo lleve al estacionamiento. Camino hacia el depósito de la cocina ahí está un botiquín con pastillas para los empleados. Saco unas pastillas para la fiebre y otra para los dolores, traje a Camila aquí porque eran dos meses sin vernos y lo que más deseo es tenerla cerca de mí y además no me gusto verla tan vulnerable. Sé que la presidenta la humilló y recordarlo me cabrea y me hace sentir culpable porque sé que eso no hubiera pasado sí yo no la hubiera invitado a París. Pero qué hago si la extrañaba y la necesitaba más que nunca, no voy a negar que esa enfermedad de mi abuela me preocupaba y me afectaba emocionalmente. Y sé que con Camila cerca de mí apoyándome en un momento tan difícil de mi vida era de gran consuelo, ella me dijo llorando una noche lo mucho que me extrañaba hasta me dijo te amo por primera vez. Y la entiendo nosotros… No estamos acostumbrados a estar lejos el uno del
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37 Luisa y Marcos
Luisa La mañana tiene un sol muy resplandeciente, el cielo está lleno de más nubes azules que blancas, hoy le pedí permiso a Ofelia para salir, es que voy a llevarles flores al cementerio a Marco, mi difunto esposo, hace diez años que él murió. Él señor Diego se ofrece a llevarme me está esperando abajo cuando salgo él abre la puerta del auto negro para que me suba.Nos miramos con una sonrisa cuando estamos dentro del auto, él dice —Siempre Luciendo tan bonita. —muestra una sonrisa.—Gracias, tú también te ves bien. —le respondo amablemente.—¿Cuándo se lo diremos a Camila? —pregunta frunciendo el ceño.Diego y yo estamos saliendo desde hace dos años no he querido decírselo a mi hija, porque no sé cómo lo vaya a tomar ya que Camila adoraba a su padre y porque quería estar segura de que mi relación con él señor Diego iba funcionar, es que desde que murió mi difunto esposo no me había fijado en algún hombre. Él se me confesó cuándo yo tenía tres años trabajando en la mansión y le resp
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38 Luisa y Marco II
Media hora después llegamos al gran mercado, donde hay de todo: frutas, verduras carne, pollo, langosta caviar y muchas exquisiteces para cocinar. En la mansión mi hija y yo tuvimos que acostumbrarnos a comer comida francesa porque esa es la comida preferida del jóven Ignacio de Adelaida y Ofelia ya que ellos tres son franceses, a mí siempre me ha gustado mucho cocinar y bueno en la mansión Besnier me tocó aprender a cocinar gastronomía francesa. Cuando tenía dos años en la mansión tome la decisión de retirarme, no quería seguir trabajando ahí, porque aunque el sueldo era muy bueno el trabajo era muy agotador y además de eso nunca me gusto la amistad de mi hija con ese joven el siempre me dio mala espina. Unos dos años después había ahorrado un dinero, no era mucho pero si lo suficiente como para irme con mi hija mientras conseguía algo mejor así que hable con la señora Adelaida porque quería retirarme le dije que solo trabajaría por este mes, ella me dijo que estaba bien, pero lo
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39 Mantén el control
Ignacio La miro unos segundos, mientras me repito una y otra vez tranquilo, tranquilo, mantén el control, tú puedes Ignacio no vayas hacer o decir una estupidez sé que no te esperabas esto, pero ella es la madre de Camila. Trato de pensar en que decir, tomó aire para mis pulmones, ella está brava por eso me abofeteó y por su manera de mírarme parece que también me quiere asesinar.Me dijo un poco de palabras furiosas entre ellas que me alejara de Camila.—Esperese señora —le ordené, cuando se dio la vuelta.—Le pido una gran disculpa por todo lo que pasó con Camila y también le pido que por favor no renuncie, además yo no la estoy corriendo. —me tocó doblegarme prefiero esto, a perder a mí pecosa.—Y yo le exijo que no vuelva acercarse a mi hija, ni siquiera con el cuento absurdo ese de ser amigos, porque Camila no lo ve como su amigo y yo no quiero que usted la vuelva a lastimar, esa es mi hija y me duele, y soy capaz de defenderla y protegerla de quien sea.Que casualidad que yo…
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40 Mantén el control II
—¿Por qué? —pregunta serio escudriñando mi rostro. —Porque no vivo aquí y porque mi tía se va a preocupar cuando llegue y no me encuentre. Él me voltea dejando mi espalda apoyada en su cama y debajo de su pecho, empieza a meter su mano debajo de mi blusa, para acariciar mi abdomen uno de sus dedos los lleva a mi ombligo y trago fuerte porque ese no es el único lugar donde deseo sentir sus caricias. Reacciona Camila la masoquista o quieres que te vuelvan a romper el corazón, Ignacion puedo llevarte a la cima del placer con su besos, abrazos y caricias, pero también te puede llevar a lo más profundo de la depresión. Yo quiero olvidarlo ¿Pero cómo? Él estaba en París y yo juraba que me iba a mantener lejos de él y aquí estoy en sus brazos y en su cama y lo peor es que lo deseo me agrada estar así con él, siempre he sido una regalada con Ignacio Besnier lo admito. —Debemos hablar de lo que pasó en París mi pecosa —mi móvil sonó, está encima del mueble, dentro de mi morral y es una ll
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