—Ya son las dos de la tarde, yo ni siquiera he almorzado, voy a bajar a comer, mucho cuidado con lo que hacen ustedes dos aquí adentro jovencitos. Cuando ella se va, pegó mi espalda lo más que puedo de la pared le digo que se acueste a mi lado, él lo hace y yo lo abrazo con la mano donde tengo la via y colocó mi cabeza sobre su pecho. Pude escuchar los latidos de su corazón están acelerado. Lo miro y me sonríe luego me da un beso en la frente yo también le sonrió. —¿Cuándo llegaste? —Anoche mi pecosa. Él estaba molesto cuando se acercó a mí, lo sé por su mirada —¿Por qué estabas molesto cuando te acercaste a mí? Me mira serio y responde —Porque dos chicos que estaban cerca de ti cuando te recogí del piso estaban conversando uno de ellos dijo se pasan primero le dejan serpientes en su casillero y hoy una rata muerta, les pregunté quién fue, pero ellos dijeron que no lo saben y eso me hizo cabrear voy partirle la cara al que se atreva molestarte. —dijo esas palabras con rabia. —M
Ignacio Señora Adelaida tome las llaves de mi auto y pídale por favor a uno de los de seguridad, que lo lleve al estacionamiento. Camino hacia el depósito de la cocina ahí está un botiquín con pastillas para los empleados. Saco unas pastillas para la fiebre y otra para los dolores, traje a Camila aquí porque eran dos meses sin vernos y lo que más deseo es tenerla cerca de mí y además no me gusto verla tan vulnerable. Sé que la presidenta la humilló y recordarlo me cabrea y me hace sentir culpable porque sé que eso no hubiera pasado sí yo no la hubiera invitado a París. Pero qué hago si la extrañaba y la necesitaba más que nunca, no voy a negar que esa enfermedad de mi abuela me preocupaba y me afectaba emocionalmente. Y sé que con Camila cerca de mí apoyándome en un momento tan difícil de mi vida era de gran consuelo, ella me dijo llorando una noche lo mucho que me extrañaba hasta me dijo te amo por primera vez. Y la entiendo nosotros… No estamos acostumbrados a estar lejos el uno del
Luisa La mañana tiene un sol muy resplandeciente, el cielo está lleno de más nubes azules que blancas, hoy le pedí permiso a Ofelia para salir, es que voy a llevarles flores al cementerio a Marco, mi difunto esposo, hace diez años que él murió. Él señor Diego se ofrece a llevarme me está esperando abajo cuando salgo él abre la puerta del auto negro para que me suba.Nos miramos con una sonrisa cuando estamos dentro del auto, él dice —Siempre Luciendo tan bonita. —muestra una sonrisa.—Gracias, tú también te ves bien. —le respondo amablemente.—¿Cuándo se lo diremos a Camila? —pregunta frunciendo el ceño.Diego y yo estamos saliendo desde hace dos años no he querido decírselo a mi hija, porque no sé cómo lo vaya a tomar ya que Camila adoraba a su padre y porque quería estar segura de que mi relación con él señor Diego iba funcionar, es que desde que murió mi difunto esposo no me había fijado en algún hombre. Él se me confesó cuándo yo tenía tres años trabajando en la mansión y le resp
Media hora después llegamos al gran mercado, donde hay de todo: frutas, verduras carne, pollo, langosta caviar y muchas exquisiteces para cocinar. En la mansión mi hija y yo tuvimos que acostumbrarnos a comer comida francesa porque esa es la comida preferida del jóven Ignacio de Adelaida y Ofelia ya que ellos tres son franceses, a mí siempre me ha gustado mucho cocinar y bueno en la mansión Besnier me tocó aprender a cocinar gastronomía francesa. Cuando tenía dos años en la mansión tome la decisión de retirarme, no quería seguir trabajando ahí, porque aunque el sueldo era muy bueno el trabajo era muy agotador y además de eso nunca me gusto la amistad de mi hija con ese joven el siempre me dio mala espina. Unos dos años después había ahorrado un dinero, no era mucho pero si lo suficiente como para irme con mi hija mientras conseguía algo mejor así que hable con la señora Adelaida porque quería retirarme le dije que solo trabajaría por este mes, ella me dijo que estaba bien, pero lo
Ignacio La miro unos segundos, mientras me repito una y otra vez tranquilo, tranquilo, mantén el control, tú puedes Ignacio no vayas hacer o decir una estupidez sé que no te esperabas esto, pero ella es la madre de Camila. Trato de pensar en que decir, tomó aire para mis pulmones, ella está brava por eso me abofeteó y por su manera de mírarme parece que también me quiere asesinar.Me dijo un poco de palabras furiosas entre ellas que me alejara de Camila.—Esperese señora —le ordené, cuando se dio la vuelta.—Le pido una gran disculpa por todo lo que pasó con Camila y también le pido que por favor no renuncie, además yo no la estoy corriendo. —me tocó doblegarme prefiero esto, a perder a mí pecosa.—Y yo le exijo que no vuelva acercarse a mi hija, ni siquiera con el cuento absurdo ese de ser amigos, porque Camila no lo ve como su amigo y yo no quiero que usted la vuelva a lastimar, esa es mi hija y me duele, y soy capaz de defenderla y protegerla de quien sea.Que casualidad que yo…
—¿Por qué? —pregunta serio escudriñando mi rostro. —Porque no vivo aquí y porque mi tía se va a preocupar cuando llegue y no me encuentre. Él me voltea dejando mi espalda apoyada en su cama y debajo de su pecho, empieza a meter su mano debajo de mi blusa, para acariciar mi abdomen uno de sus dedos los lleva a mi ombligo y trago fuerte porque ese no es el único lugar donde deseo sentir sus caricias. Reacciona Camila la masoquista o quieres que te vuelvan a romper el corazón, Ignacion puedo llevarte a la cima del placer con su besos, abrazos y caricias, pero también te puede llevar a lo más profundo de la depresión. Yo quiero olvidarlo ¿Pero cómo? Él estaba en París y yo juraba que me iba a mantener lejos de él y aquí estoy en sus brazos y en su cama y lo peor es que lo deseo me agrada estar así con él, siempre he sido una regalada con Ignacio Besnier lo admito. —Debemos hablar de lo que pasó en París mi pecosa —mi móvil sonó, está encima del mueble, dentro de mi morral y es una ll
La Confesión Cuando lo tengo enfrente muchos pensamientos revolotean en mi cabeza, ayer me comporté como una tonta ignorándote, en el consultorio y saliendo corriendo detrás de Ignacio, pero la verdad es que después me sentí mal por lo que hice, tú me gusta German y yo no entiendo porque si muchas veces te comportas como un cretino. Si ya sé que estoy loca, porque también me gusta Ignacio y estos está mal, porque yo no soy así, pero Ignacio ha salido con un montón de chicas, tantas que perdió la cuenta de con todas las que se acostó. Mientras la tonta de Camila solo tenía ojos para él y le creía todas sus mentiras, él punto de mi conflicto interno es que tú eres el segundo chico que me gusta, pero siempre me repito esto no está bien. No sé a dónde va a ir parar todo esto porque apenas te conozco y tengo miedo de salir lastimada otra vez, porque yo sé lo que es que te rompa él corazón. —¿Debes estar pensando que soy un cretino? Vine a verte porque estaba preocupado por ti y seguro q
—Yo me voy a descansar, me tocó guardia anoche —intervino mi tía y se retiró.—¿Tú eres German, él chico que andaba con John la noche que jugamos verdad o reto? —le pregunto Ceci seria parece que no le cae bien.—Sí —respondió en un tono normal y Ceci ahora lo mira con molestia y me mira a mí, porque seguro que no entiende por qué él está aquí. —Me dio sed; me regalas agua Cami por favor — le escucho decir seria…—Sí claro —conteste amablemente, me levanto para ir a la cocina ella me sigue.—Cuando entramos la escuchó reclamar —¿Por qué tienes a ese pandillero en tu casa? Él es líder del grupo la élite.—No le llames pandillero, él se llama German —le aclaró seria.—Y encima lo defiendes Cami —dice tocando su frente —¿Dime quién eres tú y qué hiciste con mi amiga de toda la vida? —vuelve a reclamar, yo conozco a Ceci y sé que por su manera de mirarme y a hablar está brava.La miro, inhalo y exhalo porque yo también estoy molesta y tampoco le voy a permitir que venga a hablar mal de