12 de diciembre del 742 A.P.Como un gran farol en medio de la oscuridad, la luna acompaña e ilumina el camino del príncipe, la princesa y sus amigos, hasta el barco que los llevará a la isla mágica. Eden convenció a cada uno de ellos de que la historia es real, los seis están más convencidos que nunca de que ir hasta allí es lo correcto para salvar al reino.Burchard nunca había navegado antes, lo había aprendido hacía varios años atrás cuando era más joven, y le exigió a su padre que le consiguiera un maestro que le enseñara. Sin embargo, el joven príncipe no pudo poner en práctica las habilidades aprendidas, pues su padre no lo dejó salir del reino, ni mucho menos navegar hacia otras tierras lejanas.A Burchard siempre le quedó la espina de poder hacerlo, se había enamorado del mar desde aquella ocasión, y su deseo siempre había sido recorrer el mundo.Sus amigos por otro lado, sí que conocían el oficio de la navegación, aunque, al igual que Burchard, muy pocas veces habían tenido
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