YAMILA KAYA —Solo déjate llevar… solo por hoy. . Mañana podemos pensar en Andres, en el futuro, en ese matrimonio, y en todo lo que está exigiendo por salvarle la vida a nuestro hijo— susurré mirando a lo profundo de aquellos ojos azules, perfectamente enmarcados en cejas pobladas, y un rostro imponente. Aaron era tan hermoso, que me recordaba al David de Miguel Ángel, al Darcy de Jane Austin, al Romeo de Julieta.Él era todo un dios, el protagonista de cualquier historia… y en este momento se me estaba escapando de la mía, por los juegos del destino. Mi cuento de la princesa arábe se estaba quedando sin príncipe, por una fuerza tan Grande, que no era posible poner en la balanza. Nadie es capaz de colocar la vida de su hijo en una balanza, en contra del amor de su vida.Él cedió, no fue difícil darme cuenta el momento en que su mente decidió mandar todo al carajo y tomar mi mano… más que eso, él había decidido tomar lo que le estaba ofreciendo.No estaba clara la magnitud, ni
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