— Hoy es el gran día hija. — Me habla mi madre que ha ido a mi cuarto entusiasmada y colmada de alegría como yo misma.— Si mamá, ¡estoy feliz, aunque un poquito nerviosa, gracias por apoyarme y hoy es una fecha que jamás olvidare, estoy segura y enamorada de ese buen hombre que aceptare como mi esposo, ya seré la señora de Arbeláez.— Bueno hija ya te expliqué cómo es lo del matrimonio civil y luego por la iglesia, sin olvidar lo de la celebración en el club y lo de su intimidad, ya que eso es cosa de ustedes y aunque las nuevas generaciones han roto con ese honor de antes sé que tú lo conservas para tu futuro esposo y por eso estoy contenta y tranquila por la unión de ustedes. ¡Vales muchísimo hija!— ¡Si mama, todo ha valido la pena, hemos pasado pruebas, momentos difíciles y nos hemos demostrado que somos el uno para el otro, amo a José, y él me ama, lo siento en el aire, en las flores, en el palpitar de nuestros corazones y sé que esto es para siempre y eso es amor ¡— ¡Soy la ma
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