Cuando Marcel había llegado a su casa, sintió que había algo diferente en el ambiente, notó a sus empleados distantes, le lanzaban una mirada llena de lástima, como si él estuviese dolido por algo, cosa que le molestaba de sobremanera, no podía creer que ellos pensaran en él como alguien débil y sin futuro. Subió molesto las escaleras, no soportaba la actitud arrogante de Leroy, pero como los dos tenían una gran semejanza en su carácter, pensó que tal vez lo mejor era mantener a Evanora lejos de su campo de visión, le había molestado que hablara de ella, le enfureció que dijera que ella era hermosa. No hacía falta que nadie se lo dijera, lo tenía muy claro, por lo que apartó esos pensamientos de su cabeza, estuvo a punto de dar marcha atrás para regresar a su despacho y aclarar su mente, haciéndole una llamada a Finn, cuando una de sus empleadas, lo interceptó. Ella parecía demasiado nerviosa, tenía la cabeza gacha, como si no quisiera verlo, o mejor dicho, como si al verlo directo
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