—Espera…—¿Qué? —se detiene ya teniendo un pie fuera y uno dentro—, estás segura de lo que quieres, ¿estás dispuesta a las consecuencias?Trago grueso, esa es una propuesta de la que tengo miedo. No voy a negar que mi miedo más grande es enamorarme de él.—Pero tú también me tienes que prometer que no te enamorarás, no soy buena para tener relaciones y sabes por qué —lo veo a los ojos, mantengo esa mirada fija, tengo que ser fuerte y no flaquear.Dios, es mejor que me trague la tierra completa, me estoy comportando como una puta, a pesar de que estamos casados.—Tenemos que tocar el tema de tu virginidad y de lo… —dice cruzándose de brazos.—Es necesario, ya no hay vuelta atrás, perdí mi virginidad.No, no quiero que toquemos ese tema, es demasiado incómodo, eso corta la tensión sexual.—Está bien, pronto hablaremos de ese tema —aspira.—Hasta que, por fin, hagamos que ambos somos aquellas personas que quieren estar juntos sin compromiso —doy dos pasos adelante, quedando a unos metros
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