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Todos los capítulos de LA OBSESIÓN DEL CEO: Capítulo 101 - Capítulo 104
104 chapters
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—¿Se encuentra bien, señorita?— una mujer se me había acercado para ayudarme con los restos de la taza.Avergonzada respondí.—Si, lo siento mucho por haber causado este desastre— me coloqué de cuclillas para recoger los trozos de cerámica de la taza.—No hace falta— me dice mientras— para eso es mi trabajo— recogió los trozos y los echó en una bolsa.—De verdad, lo siento mucho— asentí para luego caminar lentamente hacia esa oficina. Tenía curiosidad por lo que estuviera pasando. No soy chismosa, pero aún no conecto el por qué de esa conversación.Doy unos cuantos pasos hacia la puerta y me cercioro para que nadie me esté viendo en este momento. No quiero que nadie me descubra. Coloco el oído a la puerta y escucho algunas palabras que no puedo distinguir muy bien.—A como te digo, pienso que es la mejor oportunidad que te ha salido y deberías de aprovecharla.— esa era la voz de Enderson.—Claro… lo dices porque estás en ventaja— ahora fue Enrique quien habló, pero se le podía escucha
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—Te dije que no te acercaras a ella —Enrique vino a pasos apresurados hacia nosotros y tomó a Enderson del cuello. —¿Es que acaso no me entendiste?—El que no me entendió fuiste tu —Enderson lo quitó—Aquí la única que tiene derecho a decidir es Isabella —ambos me miraron. —¿Pero qué demonios les pasa? —exclamé, el enojo se estaba abriendo paso en mi. Primero porque Enderson me besó sin mi consentimiento y ahora Enrique que se cree con derechos. —¡Basta! Señor Enderson, si estoy acá con usted es exclusivamente por trabajo, no sé qué le hizo pensar que me puede besar. Si le di a entender otra cosa lo siento mucho pero si esto seguirá así entre nosotros yo prefiero renunciar. —tomé mi bolso y sin decir nada más salí de allí. Odiaba que los hombres se comportaran así conmigo, como si tuvieran algún tipo de derecho. ¿Que demonios les pasaba? En definitiva estaba muy enojada justo ahora. Caminé por las calles de la ciudad cuando un auto se estacionó a mi lado. —Isabella… —era Enrique. Ro
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Trabajar para alguien tan obsesivo como Enderson era difícil y más por sus actitudes, todo el tiempo se la pasaba viéndome de los pies a la cabeza, me sentía desnuda ante su mirada, lo peor de todo es que no podía hacer absolutamente nada en ese momento, ese sujeto era tan fuerte y emanaba un aura bastante extraña cada vez que estábamos cerca, y a pesar de que yo seguía amando a Enrique como ningún otro hombre, había algo que este hombre despertado en mí y a veces quería averiguarlo, pero otras veces simplemente quería dejar las cosas a como estaban.Era cierto, necesitaba el dinero y no por tener ingresos, sabía muy bien que contaba con Enrique y que él podía darme trabajo, pero todo el tiempo me estuvo acostumbrando a eso: a ir dependiente de él, lo cual yo no quería que siguiera pasando, más que todo esto era por una simple razón, era más que todo por orgullo, no me gustaba estar a dispensas de otra persona, yo podría hacer las cosas y podría ganar mi propio dinero.Además, se qued
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No podía creerme aún que Enrique y yo hayamos llegado a este punto. Me gustó, claro, pero nosotros no podíamos estar haciendo esto. No deberíamos. Por la noche me quedé en mi habitación porque no quería bajar a cenar, ¿estaba evitándolo? Quizás. Además no quiero que Enrique luego piense que soy “de su propiedad” y pueda estarse metiendo en mi vida todas las veces que se le da la gana. La puerta se abre y él entra.—¿No bajaras a comer? —me pregunta—la cena ya está lista.—Hmm no tengo hambre —mentí, volviendo la vista a la tablet. Recordé el tipo que estaba en el patio anoche, sentía que nos observaban. ¿No se supone que Enrique tiene buena seguridad?—¿Que pasa? Te noto un poco extraña.—No me pasa nada. ¿La seguridad es buena? —le pregunté.—¿A que viene tu pregunta? —se sentó en el borde de la cama.—Solamente quiero saber, digo, al menos así me puedo sentir más segura.No estoy segura de si decirle que anoche miré a alguien en el patio, siento que Enrique se alarmará, sin embargo,
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