Ryan señaló con su mano la mesa de centro, ahí reposaba el resultado de ADN, Vanessa tomó la hoja, sus ojos se enfocaron en el resultado final, y se dio cuenta de que era cierto. —¡Es mi hija! —repitió él, y su pecho ardía como el infierno—, jamás quise conocerla, la rechacé cuando me asignaron la custodia, ella solo necesita mi protección, y yo la quería mandar a un internado. —Quiso volver a lanzar cosas, pero retuvo sus impulsos por la presencia de Vanessa, sus palabras ahogadas salían con dolor. —Ryan. —Vanessa se acercó a él—, tú no sabías nada, no te culpes, el tiempo no va a retroceder, y es cierto te has perdido años maravillosos de la vida de Hope, pero aún tienes un futuro por delante con ella —expuso con suavidad—, es comprensible tu rechazo, aunque no lo justifico, ella era inocente de lo que hizo su madre, pero intento ponerme en tu lugar, yo sé lo que duele una decepción amorosa. Ryan negó con la cabeza, la sacudió. —Me siento impotente, quisiera ir abajo, abrazarla
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