DREWGray me deja en la puerta de mi casa, con un beso y un largoabrazo. Intento hacer que entre, pero sé que no lo hará.—Te veré mañana, Drew baby. — Me besa de nuevo, su lengua se enrosca suavemente con la mía, incendiando mis bragas a pesar de mi corazón apesadumbrado.—En la cena del viernes, — le recuerdo.Él sólo asiente con la cabeza, con un leve gesto de dolor y nubes de tormenta llenan sus ojos azules.Caminando lentamente hacia mi dormitorio, me siento en mi cama, colocando mi bolso sobre mi regazo. Abriéndolo, busco hasta encontrar el viejo recuerdo que quería mostrarle esta noche. Lo había cargado todo el tiempo, esperando el momento adecuado.Es el posavasos de nuestra última noche en la casa del lago. El que él firmó.Los años ha amarilleado el papel, y los bordes están deshilachados, pero la escritura es oscura y permanente. Las palabras son un voto indeleble que nunca he dejado ir.A lo largo de sus años en el desierto, durante todo ese año oscuro, cuando él desapare
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