BrattMe provoca intriga la manera poco disimulada en que mi pecosa mira a Jael, y bueno, no negaré que me incomoda; sin embargo, tampoco pienso darle mucha importancia a esa tontería.Después de desayunar, Serena se despide para irse ya a Um-diosa, pero por supuesto no la dejaré ir así nomás, no; soy su marido, como tal, debe darme mi beso de despedida. Es por esto que, la jalo por el brazo para atraerla a mi cuerpo y, una vez la tengo bien abrazadita, le doy tremendo beso en la boca con lengua y todo.Muevo mis labios sobre los de ella con ansias, deseando que esta por fin deje su terquedad y terminemos este arrebato dentro de la habitación; ella debajo de mí y yo arriba mientras la embisto con delicadeza. Porque así la trataría, como a una flor frágil y tierna.No obstante, la manera en que ella trata de liberarse de mí, como si no le gustaran mis labios, es demasiado dolorosa y atenta contra mi orgullo. Es decir, Serena me está rechazando a mí, un hombre a quien todas buscan coger
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