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Todos los capítulos de Entre mis hijos y el CEO : Capítulo 21 - Capítulo 30
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Una disculpa
Al dejar a Ross en el comedor, Elon se fue hasta el cuarto de su tía. El quería disculparse con Anya en nombre de Ross, puesto que él sabe que ella no lo va a hacer.— Tía, te pido que disculpes a Ross —dijo al entrar en la habitación— ella es una buena mujer, trabajadora y muy respetuosa. Aunque, en los días tiempos esta muy extraña, no sé qué le pasa —expresó con desesperación.— Sobrino, tenle paciencia, los preparativos del matrimonio la tienen un poco estresada —dice y se le acerca para abrazarlo— además, tú como su novio no estás presente en ninguna de las decisiones y eso le disgusta a cualquier mujer.— ¿Cómo hago, tía?, la fecha del evento la tengo encima, no puedo darme el lujo de quedar mal. Eso puede ocasionar la pérdida de millones y además, darme mala reputación en el medio —expresó caminando de un lado a otro por la angustia que le genera el tema.— Ya te di la solución, sobrino. Contrata a alguien que sea de tu confianza, de esa manera le puedes dedicar tiempo a tu pr
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¿Qué está pasando?
Los días van pasando y la situación entre Elon y Ross se va deteriorando. Las constantes intrigas de Anya, cada vez son más eficientes y el joven CEO, se está dejando llevar por las cosas que dice su tía. No suficiente con eso, llegó Liz Mar, la ahijada de Anya, que a escondidas de Ross, va a trabajar en el desfile que Elon tiene planificado. Elon se encargó de alquilar un departamento amueblado cerca de la empresa donde va a trabajar. Anya se encuentra feliz, puesto que, todo está saliendo como ella lo tiene planificado, «dentro de poco, mi sobrino va a dejar a Ross. El hecho de que conviva con Liz, va a hacer que abra los ojos», pensó la mujer. En ese momento suena el teléfono y la mujer responde.— Aló, ¿quién es?— Soy Liz, ya estoy en el terminal, pero no sé a dónde agarrar. Me dijiste que Elon iba a estar aquí para recogerme y no es así.—Tranquila, querida. En estos momentos lo llamó para que vaya a buscarte, no te desespere y sobre todo trátalo con cariño, tienes que conqui
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Te equivocaste de mujer
Durante el desayuno, Ross estuvo pensativa. Los pequeños le hablaban, sin embargo, ella no escuchaba nada de lo que decían, lo único que tenía en mente era la actitud de Elon y las llegadas tarde.— Mamá, esta tarde hay una reunión en el colegio, los representantes deben asistir y llevar un refrigerio —dijo Robert mientras desayunaba.— Mami, me invitaron a la casa de una amiga, ¿puedo ir?, mamá, estás escuchando —expresa Andrea y la toca por el brazo para que le preste atención.— Sí, hija, repite lo que dijiste, que no te escuche, estoy pensando unas cosas —dijo Ross y le sonrió avergonzada con los niños, pues está completamente distraída.— ¿Me das permiso de ir a la casa de una amiga hoy en la tarde? —repite Andrea con el ceño fruncido.— Sí, hija,está bien, puedes ir, nada más llega antes de las cinco, después de esa hora es una grosería estar en las casas ajenas —expresa Ross abrazando a la pequeña.— Vas a ir a mi reunión.— Sí hijo, estaré allí, déjame la hora y todo anotado.
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¿Qué debo hacer?
En la mañana, Elon se fue sin siquiera tomar el desayuno. Se encontraba molesto tras la discusión que mantuvo en la noche con Ross. No podía creer que una mujer no aceptara quedarse en casa a cuidar de los niños, «ella no tiene necesidad de trabajar, no entiendo su necedad», pensó. En cuanto a Ross, esa mañana, se encargó de arreglar a los pequeños llevándolos al colegio y se dedicó a entregar su currículo en varias empresas de diseñadores. A pesar de que su currículo está bien sustentado, no tuvo éxito en conseguir un empleo, «Elon tiene razón, donde tengan conocimiento de que soy su prometida, no me van a dar empleo», pensó. Estaba cansada, pues lleva toda la mañana recorriendo empresas y entregando currículo, por lo que decide sentarse en una cafetería a descansar un poco y tomarse un café. Va distraída caminando y tropieza con un hombre alto, moreno y de buena apariencia.— Disculpe, señor. Estaba distraída y no vi que venía hacia mí — expresó Ross roja de la vergüenza, pues
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¡Dime algo!
Después de un rato, Elon se va a la empresa, necesita terminar de preparar todo para su evento. Al llegar, Liz lo recibe con cariño.— Buenos días, Elon. Me vine en taxi, pues te estaba esperando y nunca llegaste –dijo la mujer con una sonrisa amistosa.— Discúlpame por no avisarte, es que se me presento un asunto que no podía dejar pasar por alto, pero ya estoy aquí, así que vamos a trabajar —expresó dejando notar su perfecta dentadura y chocando sus manos con ánimo.— Elon, te conozco y algo no anda bien, por lo general tu sonrisa es natural y esta que tienes se nota forzada —dijo Liz y se le acerca a darle masajes en los hombros— definitivamente, pasaste un mal rato y se te nota, estás muy tenso.— La verdad es que si, esta mañana discutí con mi prometida, no puede entender la cantidad de trabajo que tengo por este evento —dijo pasándose las manos por la cara— y ahora está empeñada en trabajar, ¿no veo que ella tenga necesidad de eso?, yo le puedo dar todo lo que me pida.— Mi mad
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¿¡Qué hice!?
— ¿Qué quieres que diga?, sabes bien que no quiero que trabajes, pero siempre haces lo que te da la gana —gritó el hombre enfurecido, en ese instante, Ross no dice nada, para evitar que esa situación sé salga de control. Elon se dirige a la sala y se sirve un trago, necesita relajarse y no consigue otra forma. Esa noche, no fue a la mesa a cenar, prefirió continuar tomando, no quiere descargar toda la rabia con su prometida y menos con los niños. Al pasar un rato, Ross se acerca para conversar, ella quiere hacerle entender que, el trabajar para ella es una necesidad, pues lo ha hecho desde muy joven.— Esta calmado, Elon, necesito que entiendas que trabajar para mí es necesario —dijo la mujer en un tono sereno.— No te das cuenta de que el hecho que tú trabajes, me hace quedar mal a mí en la sociedad, la mujer es para estar en la casa al cuidado de los niños y del hogar —dijo viéndola a los ojos, la furia que tiene, la expresa en cada palabra que dice.— Entiende algo, eso era antes
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No puedo dejar que le cuente
Al salir del departamento de Liz, se dirige a su casa para cambiarse y hablar con Ross. Lo primero que hace es buscarla en la habitación, pero no la encuentra. El debe darle una explicación, por el hecho de no haber llegado a dormir, sin embargo, siente un alivio de que no esté. En ese momento, aprovecha para bañarse y cambiarse de ropa para ir a trabajar. Tiene dolor de cabeza y malestar, por la cantidad de licor que ingirió esa noche, pero no puede faltar, pues queda poco tiempo para el evento y mucho trabajo que realizar. Al estar listo, baja a la cocina a comer algo y se encuentra con Anya, quien lo detiene para hablar con el.— Elon, ¿qué haces aquí, a esta hora?, ¿te sientes mal? —pregunta con una sonrisa en los labios, pues ella sabe que no pasó la noche en la casa.— No, tía, se me hizo tarde, Ya me debo ir a trabajar —dijo para no dar explicaciones—. ¿Dónde se encuentra, Ross?— Ella salió muy temprano y no dijo para donde va. La verdad, sobrino, a ella no la veo muy entu
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No se pueden casar
Elon se acerca nervioso a donde se encuentran las mujeres hablando. No sabe las intenciones de Liz y tiene miedo que le cuente todo a su prometida.— Buenas, señoritas, ¿por qué están solas? —expreso Elon en juego, pues quiere evitar que Ross y Liz estén juntas, por lo menos hasta encontrar la forma de contarle lo que paso con Liz.— Estamos conversando acerca del desfile, está estupendo, después de todo, valió la pena tanto esfuerzo —dijo Ross emocionada y abraza a su prometido. Liz sonríe mientras ve a los ojos a Elon, se le nota el nerviosismo, «te tengo en mis manos, Elon Jobs, pero hoy no será que le cuente las cosas a Ross, por lo que puedes estar tranquilo», pensó la mujer mientras continuaba hablando con la pareja.— Amor, me acompañas, es que quiero que nos tomemos unas fotos juntos, en este evento, te presentaré como mi prometida antes la sociedad. No es la fiesta adecuada, pero es una manera de anunciar públicamente que somos pareja y nos vamos a casar —dijo Elon y la i
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No somos nada
La tensión creció en el ambiente, Ross no podía creer que eso estuviera pasando el día de su boda, «¿por qué Liz, está interrumpiendo el matrimonio?, ¿qué sabe ella?, ¿qué está pasando?», pensó la novia en medio de la confusión mientras observaba a su prometido. En ese momento, la mujer se acerca poco a poco a donde se encuentran los novios y le entrega un sobre a Elon. En ese momento, las lágrimas comienzan a rodar por su mejilla, ella respira profundo para decir.— No te puedes casar, Elon, estoy embarazada —expresó entre sollozos, la voz le temblaba y estaba blanca como un papel.— ¿Qué?, ¿cómo es eso que estás embarazada? —expresó Ross confundida y le quitó el sobre a Elon para abrirlo. La desesperación se adueñó de ella y quería que aquella noticia fuese mentira. Al abrirlo, puede sacar la prueba de embarazo y un ultrasonido con la fecha de ese día— Elon, Liz está embarazada, ¿ese niño es tuyo?, dime la verdad, te acostaste con esta mujer.— Ross, amor, ¿no sé cómo explicarlo?
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Estoy embarazada
Al llegar al departamento, Ross toma un poco de agua, para sentirse mejor, el mareo que tiene no la deja desarrollar sus actividades cotidianas con naturalidad. En ese instante llega Tyler y puede observar a la mujer pálida y con aspecto de enferma.— ¿Te sientes mal, Ross?, el aspecto que tienes es de enferma y no es normal —dijo el hombre mientras se acerca y la toma del brazo— estás fría, pálida y ojerosa, de seguro estás enferma.— Sí, me encuentro bien, es solo que me tope con Elon en el centro y tuve una pequeña discusión, eso hizo que me alterara un poco —dijo la mujer mientras se pasa un algodón con alcohol por la frente— por es estoy descontrolada y un poco mareada, ese encuentro con Elon me hizo mal.— Ross, desde que llegaste estás con mareos y malestar, además de cansada todo el tiempo, ¿No estarás embarazada? —dijo el hombre mientras le observaba el vientre.— No, yo no puedo estar embarazada, eso es imposible. ¿Que haría si estoy embarazada? —dijo colocándose las manos
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