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Todos los capítulos de La asistente del Señor Preston: Capítulo 71 - Capítulo 73
73 chapters
#71:
—Un capuchino grande con vainilla, por favor —pedí a un camarero al que no conocía en el Starbucks de la calle Cincuenta y siete.Habían pasado casi tres meses desde la última vez que estuve allí haciendo equilibrios con una bandeja de cafés y pastas, luchando por llegar al despacho de Markus antes de que me despidiera por coger aire. Al recordarlo pensé que era mucho mejor que me hubieran despedido por gritarle «vete a la mierda» que por llevarle dos terrones de azúcar blanco en lugar de sin refinar.¿Quién habría dicho que Starbucks tenía semejante rotación de personal? No había una sola persona detrás de la barra cuya cara me resultará familiar, y eso hacía que la época en que solía ir allí me pareciera aún más lejana. Me alisé el pantalón negro de buen corte, aunque no de diseño, y me aseguré de que la vuelta de los bajos no estuviera manchada de nieve. Aunque sabía que toda la plantilla de una revista de moda concreta estaría en total desacuerdo conmigo, en mi opinión tenía un a
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#72:
Había sobrevivido una semana en mi nuevo empleo como redactora para la revista City Buzz. Una semana sin tropezarme de frente con Markus o con Eliza, pero una semana en la que me había enterado (sin quererlo, por supuesto) de todo lo que había ocurrido en los tres meses anteriores.Fundamente, que Markus había roto su compromiso con la Señorita Hayley.— Públicamente, el ofreció un comunicado, expresando que la separación había sido de mutuo acuerdo y que no había mala sangre entre ellos.— Susurró Danielle, una de mis compañeras.—Pero pocas semanas después, comenzaron a salir fotografías de ella muy acaramelada, de paseo en Italia con el propio guitarrista de su banda.—añadió Silvie, elevando las cejas sujestivamente.Yo me limité a comprimir los labios, intentando no sonreír. Después de todo lo que me había hecho sufrir, el cabrón de Markus merecía que el karma se las cobrara.Trabajar para Citi Buzz era una distracción bienvenida. Esa primera semana había volado en una neblina de
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#73:
El siguiente lunes, estaba yo en mi horario de almuerzo, había pedido en un sitio de comida rápida una hamburguesa con queso, tomate, jamón, lechuga...y mayonesa. Estaba disfrutando del jugoso sabor de todo, bajandolo con una malteadas y sentada a la mesa, cuando casi se me paraliza aquello al ver a Markus Preston sentarse con lentitud y ceremonia, justo frente a ti. Se mantuvo callado, contemplándome con sus azules ojos, y lo más extraño es que por primera vez desde que lo conocía su expresión no era reprobatoria, sino más bien nerviosa. Elevé las cejas. ¿Markus Preston, nervioso por hablar conmigo? No. Seguramente yo estaba imaginando aquello. Dejé mi almuerzo, y lo encaré. —Suéltalo ya. Di que estoy gorda, que me visto horrible, que vas a demandarme por difamación. Habla.— mascullé. Su boca se presionó en una dura línea, pero entonces casi a regañadientes, sus labios se levantaron y sé que estaba tratando de reprimir una sonrisa. —Lo siento —dijo. Y yo me quedé de piedra.
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