Cap. 69: Reconocimiento
Al avanzar por los blancos y fríos pasillos de la morgue, Elizabeth no puede evitar que un escalofrío le recorra la espalda, como si el aire que se respirase en ese lugar oliese a muerte. Un recordatorio de a dónde va a parar todo el mundo, de lo frágil que es la vida del hombre, un simple respiro que en el momento menos esperado se pierde.—¿Señora Fernández? Soy el Detective Avilés, hablamos por teléfono —la recibe un hombre alto de cabello negro, de aspecto cansado, como si el trabajo lo estuviese consumiendo.—¿Qué es lo que ha sucedido, Detective? —pregunta Víctor que está allí no solo para ser un sostén para la esposa de su amigo, sino también para conseguir respuestas.—Por el momento preferiría que la señora pase a la sala para reconocer el cuerpo, sé que resulta algo duro, pero me temo que nos corresponde hacerlo —indica el Detective abriendo una puerta blanca para que ella pase.—¿Puedo acompañarla? Yo era su mejor amigo, nos conocíamos desde hace años —consulta el empresari
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