—Estoy esperando Ava, ¿qué haces aquí? —Pregunta Rita muy seria. —Yo vine, porque, porque… —¿Por qué, qué?, —Porque conozco al dueño, ¿y tú?, ¿por qué dices que tienes derecho? —Lo conoces, ¿en serio? —Parece enojada y se cruza de brazos. —¿Acaso tú y Jeremy…? —Es lo primero que viene a mi mente, pero ella me detiene para evitar que diga alguna tontería. —¿Qué?, ¿Jim y yo?, no, él es mi primo. —¿Jim? —Sí, Jim, así le decimos de cariño, o bueno, le decíamos. —Baja la mirada y parece triste. —¿Mmm? —¿Recuerdas los favores que me pedía mi tía a diario? —La miro sin entender. —Era venir aquí, y recoger las cosas de Jim, empacarlas y donarlas a caridad. Pero tú, ¿cómo lo conoces?, ¿no se supone que nunca pudiste llegar a la cita? —Espera, ¿qué?, no entiendo nada, ¿cita?, ¿tu primo?, ¿acaso él es el chico del que me hablaste esa vez?, ¿a quién querías que conociera en una cita a ciegas? —Sí. —¡Wao!, el mundo sí que es pequeño. —Sí, pero supongo que lo m
Leer más