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Todos los capítulos de La Niñera del Millonario : Capítulo 21 - Capítulo 30
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Capítulo 20. Paparazzi.
El cerebro de Elizabeth entendió con rapidez lo que quería Noah. En ese preciso momento se dió cuenta de que su amabilidad tenía un precio. Noah no la estaba ayudando por ser un buen samaritano o la quisiera, Noah la estaba ayudando porque quería engañar a su padre.Ella sabía que también le estaba mintiendo, pero darse cuenta de que si había una intención oculta hacia ella, la hizo sentir mal.¿Qué se supone que esperaba Elizabeth? Noah no era más que un millonario que estaba jugando a encantar a la niñera para obtener lo que quería.—¿Elizabeth, todo bien? —le preguntó Ethan, mientras esperaban a Damian.Ya habían pasado cuatro días desde la proposición de Noah y sí, ella había aceptado, pero igual sentía el corazón pesado. La diferencia entre su inexpresivo jefe y ella, es que, lamentablemente, ya estaba sintiendo cosas que no debía.A Elizabeth le estaba empezando a gustar su jefe.—Solo estoy preocupada por el evento en la galería mañana —respondió desganada.—Bueno, era nuestro
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Capítulo 21. Debilidad.
Noah estaba en el hospital viendo cómo trataba de controlar todo lo que estaba sintiendo en ese momento. Se había arrepentido durante todo el trayecto de haber dejado solo a su hijo. Confió, después de tantos años, que podía dejar el pasado atrás y superar el accidente de Aurora.Obviamente, él no la amaba, pero murió ese día de una manera trágica. Ver a su pequeño Damian, con los ojos cerrados y sin nadie a su lado, le destrozó la vida. Noah pensó que su hijo pudo haber estado asustado mientras ocurría el accidente, pero fue mucho después, que pensó en los demás.Había olvidado a Elizabeth, Ethan y al mismo Liam. No los olvidó con intención, pero no podía hacer nada. Su hijo siempre sería su primer pensamiento. Sin él, la vida no tendría sentido. Por eso no podía creer que Sebastian lo engañara...—Señor, pero creo que me ha malentendido. Yo si dije que habían muerto todos, pero me refería a los paparazzi —Noah no dejaba de ver a Damian, que estaba en una camilla, siendo atendido por
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Capítulo 22. Miedo.
Ninguno volvió a tocar el tema y regresaron a la mansión. Noah usó durante todo el camino a casa unas gafas de sol y una mascarilla para esconder que había soltado unas cuantas lágrimas en el hombro de Elizabeth. No se arrepintió de nada, pero sentía vergüenza de haber llorado frente a otra persona.Sebastian había llamado a otros guardaespaldas para que ayudaran con Ethan y Liam. Nadie podían quedarse fuera del radar de Noah y con lo que había sucedido hoy, la paranoia de su jefe, regresó.—Volveré a casa. Por favor, cualquier cosa me llaman —le dijo a la señora Gabriella, cuando estaban en medio de la mansión.Ella no pudo decir nada en el auto porque iba a regresar con los chicos y más que todo porque la actitud de Noah no la dejó.—¿Cómo que te vas? —interrumpió el castaño, sacándose las gafas y la mascarilla.Ella tragó grueso, pero quería ir a descansar. No importaba si tenía pesadillas, solo quería irse a dormir para aliviar el dolor en su cuerpo.—Nos dieron reposo y mañana es
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Capítulo 23. Aceptación.
Elizabeth tomó un baño como pudo y se preparó un té verde con limón. Normalmente se usaba para bajar de peso, pero ella lo utilizaba para relajarse y no era que lo bebía todos los días. Tomó las medicinas que le había recetado la doctora y miró por un rato el ventanal del departamento de su jefe antes de irse a dormir.Su cuerpo dolía, al igual que su pecho. Tenía un sentimiento de pesadez, pero supuso que era por lo que había sucedido con Damian en la tarde.—Quiero no sentir y dejar de tener miedo. Él no soy yo... —susurró para ella misma.Tenía moretones en varias partes de su cuerpo y el yeso de su brazo le estaba picando. Miró la puesta de sol y decidió irse a dormir al empezar a sentirse soñolienta.Por otro lado, Noah observaba por las cámaras de seguridad de su departamento, lo que hacía Elizabeth en la sala. Su cabello húmedo le causó intriga y lo hizo sonreír porque quería saber que se sentía tocarlo así.Quería olerla recién bañada y se lamentó profundamente, al darse cuent
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Capítulo 24. Galería de arte.
Para Noah era costumbre ver dormir a su hijo, pero él nunca lograba conciliar el sueño junto a él. Ese sábado por la mañana se había sorprendido de realmente haberse dormido. Normalmente era una siesta y luego se iba a su habitación, pero nunca dormía profundamente.La conversación con Elizabeth le había parecido la más interesante del mundo. Era una mujer divertida y agradable. La vio moverse del sofá a la habitación principal, pero no la siguió con la cámara hasta que se dio cuenta de que ella ya no estaba hablando. Esa pequeña rubia era diminuta en su enorme cama y le pareció un chiste, porque ella dormía muy cómoda, mientras Aurora esa cama le pareció pequeña y fea.Como el agua y el aceite...Elizabeth había dormido muy bien después de hablar con Noah toda la noche. Su cuerpo esa mañana dolió tanto, que sentía como si un tractor le pasó por encima muchas veces. Sus huesos dolían, todo su ser dolía y podía decir que hasta su cabello sentía dolor. Ella había puesto el despertador p
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Capítulo 25. El arte de odiar.
Aunque hace más de un mes uno de sus amigos lo había invitado a su museo, nunca leyó la tarjeta lo suficiente. Solo supo que era un evento elegante y que debía ir acompañado. Pero a Noah se le pasó por alto, que era la restauración de un museo y lo habían convertido en galería de arte. Él solo creyó que era una galería nueva. De igual manera, su amigo cada mes hacía una locura nueva con algún lugar abandonado.—Es bueno verte de nuevo, O'Brien —lo saludó su mejor amigo.—Sé que no me esperabas. Para que después no digas que no te quiero y te mantengo en el olvido, Carter —bromeó, dándole un abrazo.Ian era uno de los empresarios más cotizados en varias partes de Europa. Tenía dos años de haberse convertido en CEO de todas las galerías y museos importantes de su familia. Había renovado los más viejos y los convirtió en un éxito total.—No me hagas quedar como si fuera una llorica. Los chicos están por aquí, vamos —antes de poder llevarlo con sus amigos, Noah lo detiene.—Ian, ella es E
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Capítulo 26. El arte de amar.
Como pudo se levantó del suelo y limpió su trasero. Suspiró y guardó en lo más profundo de su ser las ganas de llorar y regresó al baño.Otra vez había sido humillada y no pudo defenderse lo suficiente. Todos creían tener el derecho de tratarla mal por algo que no había hecho. Lamentó nuevamente haber estado tanto tiempo con Alexis. Ella lo justificó y siempre encontró lógica para sus reacciones y lo amó muchísimo, pero el desprecio que sentía por él, era más grande que cualquier cosa.—¿Elizabeth? —Gianna la miró con preocupación cuando entró al baño.¿Será que escuchó a Karen? No... Ellas estaban hablando en voz baja. Nadie podía haberlas escuchado aunque quisieran.—Te vi en el suelo. ¿Todo está bien contigo? —se acercó y se sorprendió al ver su mejilla roja.—Fue una equivocación...—¿Quién se equivocó contigo? Debo decirle a Noah...—¡No! —la tomó de su brazo al verla que iba a salir del baño—. Por favor, no le digas nada. Esa persona se confundió y creyó que era...—¿Y se dió cu
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Capítulo 27. No es lo que esperaba.
Noah miró a su padre sin entender su reacción ante la presentación de Elizabeth. Él creía que se enojaría por traer a una nueva mujer a su vida. No era un tipo malo, pero sí muy quisquilloso cuando se trataba de mujeres.Arthur, se había casado con su primer amor cuando tenían veinte años, él y su madre, Madeline, querían que su amado hijo viviera lo mismo que ellos. El latir del corazón, el deseo de ver y cuidar a su pareja. El amar, ser amado y que por fin lograra la felicidad que un día Noah perdió.Sus padres casaron a su hijo con Aurora creyendo que era un amor para toda la vida, pero la mujer solo fue un lobo vestido de cordero.Por eso, a Noah le pareció irreal la reacción de su padre al ver a Elizabeth.—¿Todo bien, Arthur? No es lo que esperaba —se sintió incómodo frente a su padre.—Todo bien. Entonces, ¿Qué tal te va con mi nieto y mi hijo, Elizabeth? —frunció el ceño al ver la mejilla de la chica y se cruzó de brazos.—Damian es un niño muy inteligente y alegre. Para tener
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Capítulo 28. Liam.
Elizabeth no supo por qué Noah actuó tan extraño esa noche, pero trató de no darle muchas vueltas al asunto. Tenía algo más importante por lo que debía pensar.Quitarse el vestido.Todo le dolía y ni siquiera podía intentar bajar la cremallera. Recordó que la señora Gabriella le había dicho que buscara vestidos que fueran fáciles de quitar, pero como la joven rubia era tan sabia, decidió usar el que tenía la cremallera en la parte de la espalda.«Debí hacerle caso y utilizar uno normal», se quejó, revisando su celular.No tenía más opción que buscar a una persona para que la ayudara. Obviamente, no sería Noah porque ya era muy tarde y él quería estar con Damian. Habían pasado quince minutos desde que solicitó ayuda y esa persona no vivía muy lejos, así que lo estaba esperando ansiosa para darse una ducha, tomar sus calmantes e irse a dormir.La puerta del departamento es abierta y la figura de un hombre aparece en ella.—Iba a morir esperando por ti —se quejó, mirando a Liam.—Vine lo
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Capítulo Especial I
Estaba esta persona en su oficina viendo alguna información sobre la vida de la persona que más odiaba en su vida. No podía esperar verlo destruido o muerto. Tenía sed de sangre, tenía ganas de hacerlo sufrir, aunque fuera una cuarta parte de lo que él había sufrido. Odiaba a Noah de una manera exagerada. Cualquier persona podría decir que era envidia, pero no. El odio simplemente fue creciendo día a día y esa mañana, lo había odiado mucho más. Supuestamente, era el hombre más importante de Inglaterra, pero nadie sabía que Noah era un bastardo infeliz. Un asesino vestido de traje y corbata. Deseaba hacerlo pagar por todo lo que vivió y lo haría por donde más le dolía. Su hijo. Un mocoso que se había convertido en un estorbo inalcanzable. Tenía más seguridad y dañaba todo su plan perfecto. Meses y meses de preparación de posibles accidentes y nada que podía sacarlo del medio. Estuvo tan cerca de lograrlo, pero apareció un estorbo mayor. —¿Qué descubriste de ella? —preguntó, a una
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