Amaya—Todo marchará bien —dijo mi hermano y no lo creí, ni por un mísero segundo.Las cosas ya no serían igual, el mundo jamás sería igual, terminaría tragada, dolida, desesperada y con el corazón a flor de piel, con el puño aguantando mi ira perenne. La traición sabía ácida, la traición sabía mal y todo estaba en un punto tan patético que solo quería ocultarme para siempre y no regresar jamás, no volver a ver a nadie, no volver a sentir nada.*****Estaba en una casa en Long Island para cuando llegó la noche. Sorprendentemente, mi hermano era muy bueno ocultando personas, información y demás, no dijo mucho cuando le conté lo que escuché, el hecho de que mi esposo me había usado como ganado para reproducción, que mi Dai insinuó que me padre me mand&o
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