PARTE TRES: EL UNICO PRIMOGÉNITO CAPÍTULO CINCO Verónica estaba ahí. Verónica ya podía contar con todo el apoyo de Ricardo desde ese momento porque le pidiera lo que pidiera, ella ya podía contar con eso. —Gusto en conocerlos, señores —dijo la clara voz de Verónica. —Mi nombres es Verónica Dantes, lamento mucho la demora. Los tres hombres que estaban ahí, no pudieron evitar mirar a Ricardo. Solo esperaba que eso no fiera un plan en contra de ellos. Pero tan pronto como sus ojos dieron con los de Ricardo, se dieron cuenta que él solo sonreía.De la gente mafiosa se podía esperar tanto. No sabían cómo interpretar aquella sonrisa de Ricardo Montemar, el hijo de hades como muchos en ese mundo lo conocían.—Tranquilos, señores, no tienen nada de que temer en este momento, les dije que conmigo las cosas son derechas, de mí no esperen una traición.—Entonces, ¿qué significa esto? —Preguntó uno de los hombres con el mismo acento extraño.Sabía Verónica que ese era el momento en el que e
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