—Te dejaré un momento aquí —nos detenemos frente a la mesa de banquetes—, no hables, no mires y mucho menos respires, tengo que… Olvídalo.¿Qué? Este hombre está completamente loco, no puedo quedarme como una estatua, no, seré su esposa, pero no su sumisa, además allá está mi familia, ellos pueden que quieran hablar un poco conmigo.Leo no esperó que le diera mi opinión y dio la vuelta dejándome sola alrededor de todas estas personas desconocidas, me siento como bicho raro, ¿debería irme donde están mis padres? ¿Qué es lo que debería hacer?Disimulo un poco y tomo una brocheta de shashlik, porque acabo de notar que alguien se aproxima y lo único que quiero es que ellos no noten mi nerviosismo e incomodidad.—Buenas noches para la dulce dama —dice con amabilidad. Sonrío por dentro porque evidentemente uno ya cayó en el anzuelo—, puedo ver que el señor solitario ha pescado una deslumbrante dama.—Buenas —digo secamente—, y si me disculpa mi fami…—Oh, ya veo —se sorprende—, eres de las
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