Hablar de mi pasado con Alma, no fue fácil. Confesarle que nunca fui este hombre atentó me causó vergüenza. Esa noche, no quise salir con ellos, preferí mi trabajo, mi pasión. Camila me pedía tiempo, me exigía que las tuviera en cuenta, pero, en ese tiempo la fama me cegaba, era un pintor muy famoso y mis cuadros se vendían en grandes cantidades a un precio que pocos podían darse el lujo de pagar. Y, lo peor fue, que nada de lo que obtuve por años, sirvió para sanar mi dolor, el vacío de haber perdido mi esposa y mi pequeña que apenas tenía cuatro añitos, comenzando a vivir.Si solo hubiese estado con ellos esa noche, tal vez no hubieran agarrado esa ruta, tal vez mi hermano no habría conducido, sino yo. No lo culpo, jamás lo haría, mi querido Casanova... Aún recuerdo sus ojos, esos iguales a mi madre de color plomo y su sonrisa que cautivaba a cualquier chica, su muerte, fue nefastas para ella, que unos meses después falleció de un infartó... Esa noche, todo marchaba bien... Rec
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