-No tiene idea de cuánto la adoro, mi Reina. No tiene idea de cuánto.- La abraza con fuerza, aún no creyendo que estaba junto a su Reina y que podía tenerla de esta forma. Puede que sea demasiado pronto pero realmente le gustaba estar con ella. Con solo ayudarla o que le sonriera de esa forma, era suficiente para querer darle todo lo que quisiera. Tener un guardián propio era genial pero estar con Joselinne y que ella la acepte como era, a pesar de su condición, era lo más valioso que podría tener o pedir y no la dejaría ir nunca. Suspira cuando siente que ella baja su mano y la va tocando. -No tienes que hacerlo si no estás lista, Joselinne.- Solo en privado podría tutearla, de resto, era su Reina.-Yo quiero hacer esto. Realmente te quiero, Annabelle.- Ya no quería huir o tener miedo de algo, ya no más. Ahora tenía a Annabelle y eso era lo más importante del mundo, además de su Reino pero con todo lo negativo que le había pasado antes, no había prestado mucha atención realmente. Aun
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