Todos los capítulos de ¿Cómo conocí a mi sugar Daddy?: Capítulo 81 - Capítulo 90
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81. ¿Tienen cita con el señor Dubois?
La limusina de Marius aparcó en la entrada de la casa de James Dubois, poco le importaba no haber avisado de su llegada o no ser anunciado, lo único que quería era encontrar a su chica cuanto antes porque no podía permitir que algo malo le sucediera.La casa Dubois estaba muy cerca del castillo Lorraine, la extensión de sus tierras era la mitad que la de la familia de Marius, aun así seguia siendo una gran extensión que colindaba con las de él, en realidad no, más bien con las que le pertenecerían a Noelia, porque sin duda Marius se iba a encargar fe que su novia recibiera todo lo que por derecho era suyo.Las viejas historias decían que siglos atrás, esas tierras y las de Dubois eran una, aunque con el paso de los años se había perdido parte del relato y los detalles, pero todo apuntaba a que algún Antepasado Dubois era un hombre asiduo al juego y que la suerte no estaba jamás de su lado.— Brigitte cuida de Eloise — dijo Mathew tras salir del vehículo junto a su amigo, porque si alg
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82. Lo estoy acusando de secuestro.
— Sabe perfectamente a lo que vine, así que no alarguemos esto Dubois ¿Dónde tiene a mi novia?—No se a que se refiere con tiene a mi novia, necesito que me explique mejor a qué se refiere.James se encontraba tras su escritorio con las piernas cruzadas y los codos acomodados, cada unos en los apoya brazos, mientras sus manos se encontraban unidas a la altura de su rostro, sin perder ningún detalle sobre el hombre parado frente a él.Decir que le costaba mantenerse sereno ante ese hombre le estaba costando más al escucharlo llamar a la joven con el apelativo de novia.«¿Cómo se atrevía ese inmundo Lorreaine a creer que podía obtener algo que era suyo y por lo que había aguardado casi veinte años?»Mejor dicho que había reclamado como suyo desde el momento que le perdonó la vida e hizo que Juliette la cuidara todos estos años.Por supuesto que no le cedería a Noelia bajo ningún motivo, ella era suya, le pertenecía por derecho, al igual que todo lo que pronto le sería dado por derecho.
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83. ¿Crees que nos ayudarán?
Tanto Marius como Mathew estaban molestos, el maldito de Dubois había logrado permanecer inmune a sus amenazas, como aquel que no hizo nada malo o no tiene nada que temer.—El maldito por poco hace que le crea su mentira de "solo ayudé a mi amiga a reunirse con su hija." Que trate de actuar de manera inocente, no solo con respecto al secuestro de Noelia, sino también con su falsa amabilidad, me hace suponer que hay más cosas tras James Dubois.Mathew no dijo nada, incluso él, con todo el rencor y odio que guardaba por James, se llegó a plantear esa opción, el maldito casi consigue convencerlo mientras Marius daba un tour por toda la casa de Dubois. La búsqueda incluyó hasta la bodega subterránea de vino que tenía el socio de Phillip y la cual fue revisada por el noble francés de manera exhaustiva.Mathew tenía sus motivos para pensar de esa manera, más allá del hecho de que, desde el momento que apareció, le impidió ver realizado su sueño y deseo casarse con la prima de Marius, Violet
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84. Tráeme a la chica al jardín privado.
— ¿Alfred ya mandaste reforzar la seguridad de la casa?— preguntó James mientras terminaba de abrocharse la camisa frente a su mayordomo.Aquella mañana, cuando el hombre salió de la ducha, lo primero que hizo fue mandar a llamar a su mayordomo. No había dormido lo suficientemente bien, pensando en el riesgo que corría. Cabía la posibilidad de que esos dos encontraran la manera de entrar a buscar a la chica o mandaran a alguien por ella.James tenía claro que la mejor opción sería sacarlas de ahí cuanto antes, pero no podía arriesgarse, a que le hubieran metido vigilancia, había sido una maldita estupidez que le permitiera deambular por la casa a Marius y si había colocado algún tipo de dispositivo de vigilancia, lo que menos quería era que a causa de su impaciencia, cometiera un error y encontrarán allí a las mujeres.Así que lo único que le quedaba hacer era reforzar aún más la vigilancia y esperar a que las cosas se calmaran. Ya se encargaría luego de hacer que Alfred paseara por t
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85. ¡Necesito saber!
Realmente no podía creerle ¿Qué persona que cuida a alguien la encierra como él lo había hecho?Definitivamente, no era una persona de fiar. Aun así tendría que aguantar y comer con él. Parecía que eso era lo que deseaba y a ella le convenía mantenerlo contento.—Está bien comeré.La veía frente a él con aquella expresión y era como estar viendo a la propia Violet cuando no estaba conforme con algo, pero lo quería ocultar.— Voy a contarle algo, su madre y yo estuvimos comprometidos durante dos años — explicó James — íbamos a casarnos, estábamos muy enamorados hasta que — negó fingiendo cierta tristeza dejando la taza de café en la mesa — verá Noelia, a nadie le gusta saber que fue fruto de un suceso tan desagradable, pero su madre… sufrió una agresión, ella fue violada, desde ese día insistió en romper su compromiso conmigo porque ya no se sentía una mujer digna.Podía observar cierta duda en el rostro de la joven de la que sin duda él pensaba aprovecharse.— Puede preguntar a quién
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86. ¿Pero qué le ha pasado, señorita?
Noelia sabía que no volvería a tener una oportunidad como la que tenía en esos momentos con el mayordomo, llevándola de nuevo hasta el pasillo que daba a la celda donde estaba recluida.A cada paso que daba buscaba la manera de obtener del hombre lo que deseaba o en su defecto saber si podía obtenerlo.Tenía que ser astuta y al mismo tiempo discreta si quería tener éxito en su empresa.«Piensa Noelia, debes hacerlo rápido, no tienes más tiempo que perder»La joven volteó a ver hacia atrás, cerciorándose de que nadie pudiera estarlos observando, sobre todo si ese alguien era el hombre con quién había pasado parte de la mañana hablando.Soltó un gran suspiro de alivio al darse cuenta de que ya no se encontraba en la mesa del jardín, si él la estaba observando sería en otro lugar y fuera de la vista de ella y de su mayordomo, aunque lo dudaba.Su corazón latía más rápido y se debía a una sola cosa en particular y era llevar a cabo su mayor actuación.—¡Ay!Un pequeño jadeo de dolor se de
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87. Él nos tiene encerradas.
Por más que ella preguntó y trató de sonsacarle quien podría ser su padre, se dio por vencida al darse cuenta de que Juliette no sabía o no quería decirle quién era su padre.Noelia supe que no habría más tiempo que perder y que ya encontraría la manera de averiguar quién diablos era su padre más adelante, lo importante era salir de ese agujero lo más pronto posible.— Bueno, eso no importa ahora — sacó el teléfono móvil que había logrado conseguir del viejo mayordomo y estuvo buscando por toda la habitación un rastro de señal que pudiera usar para llamar, pero parecía imposible, no tenía suficiente cobertura para ello — Mierda, Alfred no tardará mucho en darse cuenta de que me lleve su teléfono.Pese a no recibir señal de manera inmediata, Noelia no perdió la esperanza y siguió buscando durante horas puntos en la habitación donde pudiera recibir un poco de cobertura.— ¡Mamá, mamá, encontré!—gritó cuando, subida a unas cajas, había logrado casi tocar la esquina izquierda del pequeño
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88. Ala Norte despejada.
Marius se quedó tras el árbol en el jardín, observando como su amigo corría, cubriendo su entrada para que nadie pudiera sorprenderlo, esperando la señal de este y así él también aproximarse mientras ahora era su amigo quien cubría sus pasos.Ambos debían tener cuidado, no podían permitirse cometer ningún tipo de fallo, lo sabían y era por eso que tenían claro que ambos darían la vida el uno por el otro, con tal de tener éxito en rescatar, tanto a Noelia, como a su madre.— No sabemos la seguridad que James puede tener dentro de la casa, pero con cuatro guardias apostados fuera, no será fácil llegar hasta ellas — Murmuró Marius callando al instante al sentir una nueva vibración de su teléfono móvil.«Ala Norte despejada»Tener a Brigitte era mejor que tener un ejército entero a sus órdenes, Marius ni siquiera entendía por qué una soldado como ella había aceptado ser su empleada, pero en ese instante, más que nunca, estaba seguro de que había hecho una buena elección al contratarla.—
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89. Vengan por aquí.
— ¡Tengo a uno!— Gritó la voz de un hombre tras él y al instante pudo sentir el cañón de un arma tras su cabeza, exactamente igual que él estaba apuntando al chófer — Tira el arma y no te mataré.Aseguró la voz a su espalda mientras Marius maldecía internamente, aun así no estaba dispuesto a dejarse vencer, no podía terminará allí y dejar a Noelia abandonada, él debía arriesgarse.En un rápido movimiento pasó el brazo por el cuello del chófer y se movió a su espalda apuntándole la sien, pero ahora observando al hombre que lo apuntaba a él, quien parecía divertido con la situación.— Tira el arma o lo mato — exigió Marius y lo próximo que escucho fue un disparo de aquel hombre al chófer, el cual no tardó nada en quedar completamente laxo en sus brazos, Marius lo dejó caer mientras aquel hombre lo seguía apuntando.— Es solo un chofer — explicó el hombre y justo cuando abrió la boca para seguir hablando, lo único que salió de su boca fue un hilo de sangre mientras un cuchillo se desliza
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90. ¡Baja el arma!
«El muy cabrón piensa matarla antes de intentar huir»Matthew no podía dejarle matarla, esa mujer era la respuesta a demasiadas incógnitas. No tardó en llegar a la habitación donde los vio entrar; sin embargo, lo único que llegó a divisar tras abrir la puerta, fue una jodida chimenea cerrándose.«¿Acaso era un pasillo secreto? ¿Es que ese hombre había construido un laberinto en su propia casa?»Mathew tocó todos los libros de la librería, cada uno de los huecos en la pared que le parecieron extraños, incluso movió los cuadros, pero nada parecía servir. Ningún ladrillo de la chimenea parecía moverse ni por error.— ¡Joder, mierda!— gritó golpeando el lateral de la chimenea una y otra vez, como si así pudiera romperlo y hacer que se abriera. Sintiendo cómo le arrebataban de las manos la última posibilidad que tenía de reconciliarse con su pasado.Pero lo único que consiguió fue reventarse los nudillos un poco más en cada golpe, la sangre que salía de sus nudillos resbaló por la pared, d
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