Si el corazón de Christian jamás se había sentido tan agitado como ahora, Él se sentía vivo, se sentía vigoroso, lleno de vida, sobre todo en esos momentos que sentía a su prometido poseerlo, reclamar su cuerpo de la manera que lo estaba haciendo— Te extrañé tanto, Christian… no pienso dejar que nadie me aleje de ti.—Yo no dejaré que nadie me aleje de ti…— gimoteo Christian, aferrándose aún más con sus piernas a la cintura de su amante, sintiendo, como su propio cuerpo buscaba, el ángulo perfecto, para poder sentirlo aún más adentro, sobre todo para que con la punta de su miembro Enzo pudiera llegar hasta ese punto dulce que lo hacía enloquecer aún más bajo su cuerpo.—Joder… sí sigues así cariño yo…En ese instante, Enzo acarició su piel descendiendo hasta la entrepierna de su prometido y cerró los dedos sobre su dureza, sintiéndola palpitar en la mano, deslizando los dedos sobre su miembro para masturbarlo mientras sus empujes se volvían más duros todavía, más instintivos y necesi
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