Martiniano se quedó con la boca abierta, mirando a las figuras de pie que estaban delante de él. —¿Vas a hacer que nos quedemos aquí de pie hasta que nos cedan las piernas?—, exclamó burlonamente la mujer, ganándose una sonrisa de Martiniano. —Hola mamá. Papá—, saludó Martiniano, acercándose a su madre para darle un abrazo. —Mmm, cuánto tiempo—, exclamó su madre Rachel, cerrando los ojos para deleitarse con el confort del abrazo. —Demasiado tiempo—, dijo Martiniano, separándose.Se acercó a su padre y le dio una palmada en la espalda mientras se daban un breve abrazo.—Papá, me alegro de verte. —Igualmente hijo—, anunció John Ferguson. —¿Qué os ha traído por aquí?— preguntó Martiniano, haciéndose a un lado para permitirles la entrada. —Bueno, por fin hemos vuelto de nuestras vacaciones, así que pensamos en daros una sorpresa—, exclamó Rachel entrando en la casa mientras sus ojos recorrían el interior. —Bueno, definitivamente estoy sorprendida.
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