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Todos los capítulos de Lecciones para ser una amante: Capítulo 51 - Capítulo 60
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Capítulo 50. Declaración de amor
Anabella no quiso seguir escuchando a Mark, pero tampoco pidió a John que la siguiera, no se trataba que creyera lo que Mark decía, pero estaba confundida y una sola cosa retumbaba una y otra vez en su cabeza. «Aunque fue sin querer, John está conmigo por el compromiso de salvarme, si yo buscara otro abogado él no tendría que arriesgar su posición en su trabajo incluyendo el de su madre» Anabella volteó y John iba detrás de ella, pero su semblante era muy serio, ella nunca lo había visto así, ella se dejó alcanzar, muchas cosas estaban atragantadas en su garganta, pero él no la dejó hablar a ella, él comenzó primero. —Anabella nunca he sido un hombre violento y siempre he creído que los mejores golpes no se dan con los puños, pero tu exmarido puede tentar a un santo y la próxima vez no me contendré, solo lo he hecho por Lizzie, pero la próxima vez le partiré la cara aunque la niña esté mirándome, espero me apoyes cuando la niña comience a odiarme. Anabella sonrió y lo a
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Capítulo 51. Perfecto, entendí…
Anabella vio que John caminó abrazando el hombro de su madre y lo dejó ir, ella está tan emocionada que incluso se alegra, necesita tiempo y se muere de ganas de hablar con su mejor amiga, Lizzie fue con su grupo de amigas, todas estaban dispuestas a resistir hasta la cuenta regresiva, así que necesitaban entretenerse para que el sueño no las venciera. — ¿Dónde estabas Viviana?, ha pasado de todo —dijo Anabella con apremio. —Jeremy me enseñaba la casa —Viviana sonrió con picardía y vio a su compañero, ya Anabella podía interpretar en qué andaban, sin embargo, Viviana la miró de nuevo con seriedad—, pero ¿qué le pasó a Teresa?, una chica del servicio le dijo a Jeremy que le buscaron un médico. —Por ahora está mejor, pero ella nos ocultó que aún tenía síntomas por la glaucoma, sabes cómo es, sabrá Dios desde cuando viene padeciendo —Anabella sonrió de nuevo—, pero la vio un oftalmólogo y hará lo necesario para operarla y la tasa de éxito ahora sí es prometedora, ella estará
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Capítulo 52. Ya que estamos aquí
Anabella arma el rompecabezas y cada pieza calza y muestran que John no es el hombre noble que ha demostrado ser. —Anabella ejerceré de abogada del diablo, pero no puedes creerle a la bruja esa, mucho menos a la rana fría —objetó Viviana. —La evidencia es abrumadora, John Campbell hará lo que sea por salirse con la suya. —Pero has dicho que él ha sido sacrificado… —O juega a su conveniencia —completó Anabella. —Entonces ¿qué vas hacer? — ¿Acaso tengo opción? —inquirió Anabella sintiendo un nudo que oprime su garganta y otro su corazón, el peso de la decepción cuando no la esperaba. —Igualmente lo necesitas —musitó Viviana con pena—. Para que lo negamos, la bruja hará ver que no puedes criar a la enana y yo no soy la mejor compañera para ti, me acusarán de ser una golfa y pues tendrán razón, porque no soy de las que se someten al convencionalismo machista. —Bueno Viviana, creo que es momento de enfrentar a John, obligarlo a que se quite la careta, que pase lo
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Capítulo 53. Los ánimos están caldeados
Viviana y Teresa acompañaron a Anabella en una habitación para arreglar su peinado y retocar su maquillaje. —Aún estás a tiempo de negarte —repitió Viviana por enésima vez desde que entraron en esa habitación. —Me dirán de una vez que pasa —indaga Teresa muy molesta—, llegamos aquí y te veías muy enamorada y ahora resistes las ganas de llorar, Anabella. —John no es el caballero andante que pensábamos, pero ningún hombre lo es, yo digo que lo hagas pagar caro por utilizarte en su guerra —espetó Viviana. — ¿A qué se refiere Viviana? —preguntó Teresa. —Irina Wells me dijo que John me buscó porque soy la exesposa de Mark, John tramaba utilizarme, no lo sé, que me fugara con Mark, o que me hiciera su amante y a la vez la de Mark para que Irina se molestara; no tengo idea de que hay en la mente de John Campbell, él y su prima se debaten el puesto de socio mayoritario en la firma, al parecer es una competencia por quién es más bajo. Lo que sé es que por eso Irina me atacó, p
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Capítulo 54. Solo nos quedan las lecciones
Los votos fueron sencillos, los dichos un millón de veces, el padre de Anabella, Emiliano le dio un beso en la mejilla y le dio un apretón de mano a John. Margot insistió en que se quedaran a dormir y Anabella se retiró con Lizzie arguyendo el cansancio de la niña, pero antes de poder escapar, Margot y Henry le mostraron las habitaciones que les darían y Teresa se quedó con Lizzie. Anabella está en una habitación con un camisón de encaje blanco que le queda un poco grande, pero es nuevo y hasta la etiqueta tenía. Viviana está con ella soltando el recogido de su cabello, Anabella se ve en el espejo y siente tristeza por todo lo que John había comenzado a significar para ella. —Anabella ya estás en esto, pero este matrimonio no puede absorberte y quitarte tu esencia como cuando estuviste casada con Mark. —Viviana, lo que quitaba mi esencia y espíritu no era Mark, era el agotamiento, muy seguido llegué a quedarme dormida de pie y el café me creó gastritis. —Y Mark que es
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Capítulo 55. Nuevo hogar
El día dos de Enero, John buscó a Anabella y Lizzie en casa de Viviana muy temprano que hacían maletas, recibirían a la trabajadora de servicios sociales en la casa de John que era el nuevo domicilio de Anabella y Lizzie, llegaron con maletas y Lizzie con la perrita haciendo alboroto a el enorme penthouse de John, Jeremy conversaba con Paula y tenía la maleta junto a él. —Hermano, gracias por todo —Jeremy se levantó y le dio un abrazo a John. —No tienes por qué irte —murmuró Anabella, pero de inmediato calló pensando que no es su problema y ella debe limitarse a lo que le corresponde. —No te preocupes Anabella, me iré a mi nuevo departamento, aún están remodelando, pero ya terminaron mi alcoba y total, solo iré a dormir. Anabella sonrió y desvió la mirada encontrándose con Paula. — ¿Cómo está doña Paula? —Hola mijita, felicidades por su reciente matrimonio, esta hermosa niña debe ser Lizzie. Paula fue con Lizzie y Anabella que a ella sí le mostraba una gran
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Capítulo 56. Muchas emociones
Los fines de semana era el derecho de Mark quedarse con Lizzie, pocos días después era viernes y en la tarde Mark pasó con Irina al penthouse de John a buscarla, Anabella trataba de contener las ganas de llorar para no preocupar a Lizzie o dar satisfacción a Irina, pero le costaba mucho, sería la primera vez que se separara de su hija y aunque fuera solo un fin de semana el miedo de que solo fuera el comienzo de algo que debía aceptar la aterraba. En cuanto escucharon el timbre John fue a abrir la puerta. —Buenas tardes —saludó Mark, Irina sonrió con su habitual cara tierna que solo busca burlarse. —Te daremos el fin de semana para que disfrutes con tu esposa, primo —ironizó Irina. Lizzie miró a su madre cuando Anabella se arrodilló frente a ella. —Me harás mucha falta Lizzie, sabes que para John y yo preferimos estar contigo, no nos sentiremos felices porque no estás. —Yo lo sé mami, y si vas a llorar entonces no iré. Anabella sonrió tratando de esconder sus se
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Capítulo 57. Tenacidad
Anabella se puso un vestido que llegaba por la rodilla en color vino, John no tuvo que esperar mucho rato, ella estaba ansiosa y sus mejillas coloradas la hacían ver más bonita. —Estás preciosa, pareces muy joven, como si aún fueras estudiante —la elogió John. Anabella miró el suelo y pasó sus manos alisando el vestido. —Es gracias al vestido y a Viviana tengo ropa bonita. John sonrió y miró su reloj. —Vamos… Anabella y John fueron a un centro comercial bastante exclusivo, aquí las tiendas de rebaja eran muy pocas y los restaurantes muy lujosos. John iba con un sobretodo de casimir y guantes de cuero, Anabella tenía el sobretodo de piel color beige que John le vio puesto el día de la fiesta de la empresa, eso le hacía arrepentirse aún más de los eventos de esa noche. John paró cuando vio una joyería de una reconocida casa de diamantes. Entró halándola del brazo. —John, se nos hará tarde. —Es temprano aún, te dije que la cita era una hora y media adelantada
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Capítulo 58. Dignidad
De regreso en la casa Anabella y John estaban solos, la cena había sido un éxito y después de un rato Anabella y Olivia congeniaron, ambas eran jocosas y ruidosas y rieron a todo pulmón de las anécdotas de Olivia referente a John de niño y su obsesión con Robín Hood, Olivia le había comprado varios libros de este pintoresco héroe que John atesoraba. Ahora de nuevo en la casa Anabella volvía a estar seria. —Voy a la habitación de Lizzie con algunos de mis apuntes, debo empezar a estudiar. —Tráelos a mi oficina, tengo que repasar varios casos, no te molestaré. Anabella afirmó en silencio y John fue a su oficina, después de un rato Anabella apareció con un short y una franela y varios encuadernados gastados y cuadernos bastante manoseados, John la miró en silencio apenas levantando la mirada y siguió leyendo unas transcripciones y anotando en su laptop. Anabella se sentó en el sofá y utilizó la mesita, desde allí John observó con alegría que Anabella no se había quitado el anil
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Capítulo 59. Comercio de besos
John fue a su habitación muy furioso y se acostó en su lado de la cama, en una cama que era solo de él y no tenía lado y que ahora tiene que compartir. —No debí traerla aquí, “lo que me sobra”, esa mujer no entiende a todo lo que renuncio por arrastrarme ante ella —se arropó la cabeza y se quedó dormido. Anabella casi no estudió, como tonta se quedó pendiente a la puerta, esperando el momento en que John regresaría a pedirle perdón, ella se moría por perdonarlo, arriesgarse de nuevo, pero el miedo a equivocarse era aún más aterrador, terminó por quedarse dormida en el sofá con la cabeza suspendida y los libros abiertos, despertó con tortícolis cuando la luz del sol molestó sus ojos, caminó a la habitación, se escuchaba música salir del gimnasio de John, Anabella se dio un baño y salió de nuevo por café y a preparar comida, le pediría una pastilla a John para el dolor de cuello, al salir aún salía música del gimnasio, pero al llegar a la cocina encontró a John sin camisa sirvi
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