Capítulo cincuenta.
Narra Daniel.Estoy tan feliz que nada, absolutamente nada, podría apagar mi felicidad, tengo a mi lado a las personas más importantes de mi vida, Mariam y mi abuelo.No les mentiré, aún no sé, si algún día perdonaré a mi madre, por todo lo que hizo, aunque en cierta forma, Mariam tiene razón ella ya está pagando, por todo y de la peor forma.Ella está confinada en un reclusorio, en silla de ruedas, pagando una condena perpetua, realmente no se que será de ella, pero solo espero que todo esté tiempo le sirva, para darse cuenta de cuánto mal hizo en su vida. En fin, como dije, ya nada puede apagar esta enorme felicidad que tengo, después de todo ya no podía estar un minuto más separado de ella, este mes sin ella fue una completa tortura. Mariam y yo nos encontramos camino al restaurante que recerbe ayer, para hoy en la tarde. El restaurante está reservado solo para nosotros, pedí que en medio de este pusieran una mesa muy grande, somos muchos y más contando las dos familias de mi esp
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