Alek Vólkov —¿Y bien, Dasha? —pregunté nuevamente al notar como se formó un silencio en el ambiente luego de mi llegada. Me encontraba en el despacho junto a mis socios discutiendo temas importantes y armando un plan de venganza contra Lukyan, el hijo de perra que había mandado a balear mi auto semanas atrás. Fueron largas horas que estuvimos allí dentro, por lo que el encontraba algo ansioso por ver nuevamente a Dasha y poder estar con ella. Intenté darle una sorpresa al llegar sin avisar hasta el área de la piscina, dónde se encontraba. Y lo logré, la sorprendí, pero no como yo esperaba. —A-alek, creí que estabas en el despacho —volteó a verme y su nerviosismo pasó desapercibido para mí. Tanto ella, como María y Paula se encontraban en las mismas; nerviosas a más no poder. Desde hacía días la actitud de Dasha no había pasado desapercibida para mí, pues cada vez se encontraba más distante, ida, secreteaba con María a cada rato, dormía más de la cuenta y hacia hasta lo impo
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