TamaraPodría decir que jamás en la vida imagine un final tan perfecto. Hace dos años me encontraba en un hospital luchando por mi vida y la de mi bebe y hoy estoy sentada en una hermosa playa mirando a mi sexy marido jugando con mi dulce Agustina.Marcus, aquel hombre peligroso que ahora se deja manipular por la pequeña de ojos verdes y cabellera oscura quien lo diría, mi hija logra todo lo que quiere de su padre solo con un puchero. Pero como le podría reclamar algo a mi hija cuando yo hago lo mismo, pobre mi marido.Sentada a mi lado se encuentra una muy embarazada Micaela, si como lo dije ya tiene ocho meses espera un varón, su reelección con Max es un torbellino, los celos de mi prima en el embarazo fueron excesivos, pero nada que no se pudiera arreglar con sexo, mucho sexo, tanto así que nos mudamos a diferentes casas solo para evitar encontrarlos en diferentes lugares follando como conejos, igualmente somos vecinos.Nosotras trabajamos en pasantía en el hospital central, mientr
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