ADAM. —Adam… —mi hermana me puso la mano en el pecho, y no sé por qué no medí la fuerza cuando la quité de mí para que dejara de tocarme o incluso asomarme su lástima—. ¡Adam! —Necesito aire… yo… déjame solo, Sofie… —ella asintió rápido, y me apresuré a quitarme la ropa para abrir la llave y dejar el agua fría correr por mi cuerpo cuando ella se fue. Muchos calambres recorrieron mi cuerpo ante el frío, y cerré los ojos, para golpear mi puño contra la pared. ¿Qué podía esperar? ¿Que ella se mantuviera sola toda la vida? Sin embargo, lo único que quería en este momento era ir tras ella, sin importar nada. Traté de dormir después de la ducha, pero con una información como esa, era imposible estar en paz. Hice unas llamadas telefónicas a Inglaterra, y luego me metí en la computadora para revisar algo de la bolsa, cuando escuché a mamá entrar en la habitación. —¿Adam? —asentí mientras ella me acercó una bebida con una sonrisa que eliminó, cuando estuvo en mi frente y vio mi aspecto—.
Leer más