Tenía mucho dinero, se notaba a leguas. A parte de tener su propio avión privado, vestía con una ropa que con solo mirarla podías darte cuenta de que era de marca. Se movía con una sutileza inimaginable, mientras se guardaba las gafas del sol en uno de sus bolsillos. —Este es otro pesado como Luca. — susurró Alan mientras veía como se acercaba el chico. —No te dejes engañar por las apariencias. — contestó Alice, susurrando también. Parecía que le había tocado la lotería, sonreía de tal manera que parecía que iba a deslumbrar a alguien en cualquier momento. Tanta felicidad empezó a provocar muchas preguntas. —¡Hola, amigo! — exclamó Luca mientras le daba un abrazo acompañado de una palmada en la espalda. —¡Qué gusto volver a verte! —Lo mismo digo, han pasado muchos años. Y veo que no vienes mal acompañado. — dijo el nuevo acompañando la frase con una sonrisa de oreja a oreja. —Cierto, os presento. Chicos, este es Oliver. Oliver, estos son Alan, Alice, Dana y Colin. A vosotros os
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