Los ojos de Máximo despreciativos y crueles culpándola de adulterio y rechazando el bebé estaban marcados ya en su mente. Ahora lo que quería saber era si realmente había sido culpable, que es lo que había hecho para merecer el castigo de su rechazo, él la había seguido reteniendo a pesar de lo que pensaba de ella, si era así había tenido una oportunidad de recuperarlo, entonces ¿Por qué había tenido que huir? ¿No había soportado que él no solo no la amara, sino que también la despreciara? ¿Era por el bebé? Pero no había bebé pensó sintiéndose repentinamente vacía. Por lógica sabía que lo había perdido ¿era eso lo que había hecho dejarlo? Se apretó las sienes tratando de obligar a su cerebro a darle más información, a que se la diera toda. Se abrió la puerta y alzó el rostro. Lo vio entrar y quedarse frente a la cama viéndola y con aspecto de estar batallando con sus propios demonios. Ella alzó sus brazos hacia él, quería sentirlo, quería que la abrazara y sobre todas las cosas quería
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