El rostro de mi esposo no parecía estar para nada de buen humor, este leía la carta enviada y parecía tenso lleno de disgusto, mientras yo solo lo observaba desde el enorme sillón que estaba en su oficina, todo iba bien, había logrado mi cometido, las piedras santas estaba surgiendo y pronto yo podría ser más rica que el mismísimo templo, así que no tenía que preocuparme por mucho, por lo menos no en lo económico, pero parecía que había algo más, algo que le disgustaba a Vincent, por lo que espere una respuesta de su parte, alguna expiación, de verdad no parecía para nada de buen humor, por lo que solo tome un poco de aquel té que he de decir que estaba delicioso y di un gemido a sentir el sabor envolver mi boca, el chef de este lugar es un dios para cocinar.Pero parecía algo que podría decir que no era importante, más cuando pensé en el hecho de poder tal vez pedirle a Vincent que lo llevamos con nosotros, que tal vez consigamos más personas, de estas, sin contar con el hecho de que
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