Encontré a Kendrick recostado en su jeep, está con los brazos cruzados en su pecho y se ve tranquilo desde los ojos de cualquiera. Sin embargo, por su mandíbula tensa está muy preocupado. Me acerqué, abre sus brazos y me arrojé. —Llamé a papá y le conté —su voz es apenada—. Se molestó bastante, pero sé que siente alivio de que explotara el asunto. Algo me grita que Rodrigo irá a casa, mi abuela está y la llamé para que no se asuste.Siento miedo, tengo el presentimiento de que algo malo sucederá. Sé que no es mi culpa. Solo ayudé, aceleré las cosas que tarde o temprano iban a salir a la luz.—Llamé a Fabi, irá por Rodrigo —susurré, debemos movernos—. Vamos a tu casa, necesito ver que está bien.Me aparta de su pecho, mira a mis ojos y ve mi miedo. Me pierdo en sus ojos que amo, mi refugio y besa mi frente. —Nena, todo pasará. No es tu culpa, esto tenía que suceder y también fui parte de esto. Juntos, nena, le quitamos la ignorancia de su pasado.Asentí y respiré profundo. Me aferré
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