Un par de meses habían transcurrido desde ese día en que Arturo se había presentado ebrio en su habitación y ya el dolor del momento estaba olvidado, sobre todo porque la chica comprendía la frustración que debía sentir ese hombre que habiendo entregado todo y siendo el apoyo que era para todos, ella aún no sintiera lo mismo que él, o eso era lo que pensaba, porque en su mente había una gran confusión, y por primera vez, Bárbara no podía explicar sus sensaciones ante él. Siempre fueron afines en la intimidad, pero ella no podía entender su negativa a estar en su cama, y si ella sentía eso, mucho peor sería lo que sentiría Arturo.Aquel día, Bárbara decidió pasar por la oficina de Arturo a consultarle algunas cosas sobre el negocio y si fuera posible, almorzar juntos. Al no ver a nadie en la antesala, le extrañó y fue directo hacia la puerta de Arturo, la cual estaba entreabierta. Se asomó apenas y su pecho se agitó al ver a Arturo en su silla y Angelina, parada a su lado, masajeando e
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