Salieron de la casa, afuera los esperaban dos hermosas bicicletas, una era en color blanco con azul, la otra en color blanco con rosa, varios guardaespaldas los acompañarían, ellos tenían bicicletas en color negro, algunas camionetas cuatro por cuatro los segurían de lejos.—Color rosa, me encanta. -exclamó mientras lo abrazaba, a pesar de toda la vigilancia, se sentía libre, feliz de poder ser ella en esa isla, sin tantas reglas limitantes.—Que bien que te gustó, las encargué hace un rato, vino a dejarlas la hija de las personas que cuidan la isla, es una gran amiga, nos conocemos desde niños, tuvieron problemas en Dubai, por lo que les ofrecí venir aquí hace años, gustosos aceptaron.Aisha agacho la cabeza, un gesto de tristeza se dibujó en su cara, en ese momento se sintió culpable.Tengo que confesarte algo.Ahmed agarró su barbilla con una mano.—¿Qué pasa hermosa?.—Tengo que pedirte perdón por desconfiar de ti, te observe hablando con esa chica, te veías cómodo con ella, me mo
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