CAPÍTULO XXVI Una pastelería en Londres Harold nunca hubiese supuesto que tendría una pastelería que atender, pero empezaba a gustarle aquel cambio, seguía con su negocio en su oficina, y de él se encargaba Delan. Él lo hacía de los de Benjamín y ayudaba a Margot en sus quehaceres, no le quedaba tiempo no para respirar.-Esto de hacer tartas y pasteles es más complicado de lo que parece desde afuera ufff, -se lamentó mientras sacaba un bizcocho del horno Harold.-Ya ves, y casi nadie lo aprecia, por cierto ¿sabes que nos ha llegado un pedido un tanto especial?, se trata de una tarta de una escultura de la diosa victoria que hay en el Louvre. Tiene que ser a tamaño natural ¡uuuuuhhh!, exclamó Margot.Los ojos de Harold agrandaron como platos y se quedó visualizando aquella tarta gigante, supuso que no se podría hacer claro...-Pero les habrás dicho que no, claro, eso no es posible se derrumbaría por el peso…-Cariño sii rechazase encargos de Cuarenta mil euros como es est
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