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63 chapters
61° La batalla por el primer mundo. Parte final.
Rahyra bajó con los demás hasta las puertas del primer anillo, y estas comenzaron cerrarse poco a poco. Vio como el ejercito Zorbano comenzó a entrar pro el agujero que dejó la explosión en el primer muro, y según los vigilantes, que estaban apostados bien Arriba para observar todo, traían consigo tres cajas, cada una más grande que la primera. La puerta se detuvo a la mitad, se suponía que era para que los zorbanos creyeran que las estaban cerrando y se abalanzaran a intentar llegar antes de eso, pero ya no importaba, ellos no llegarían por la puerta así que Rahyra ordenó que la abrieran de nuevo y se quedó ahí con los suyos, con todo el ejército detrás de ella y el resto rodeando la ciudad para poder alcanzarlos. Los zorbanos habían recorrido ya la mitad del trayecto hacia el muro cuando ella levantó la mano para indicar que debían atacar. Eliver la detuvo. — Tengo una idea —dijo el guarida y Rahyra lo miró — deme dos minutos, majestad — Rahyra lo miró, no tenían dos minutos, pero
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62° Hasta que caiga el primer mundo.
Un par de zorbanos habían roto las filas del ejército del primer mundo, y Rahyra los observó, caminaron hacia el agujero que había dejado la nueva explosión y entre ellos estaba Vikro, que le dio una mirada fugaz a la petrificada Rahyra y desapareció entre el polvo.No tuvo tiempo de pensar en lo raro que aquello había sido, ellos estaban ahí para matarla, ¿Por qué la ignoraría de esa forma? Pero aquella pregunta quedó volando en la cabeza de Rahyra, no le importaba, lo único que quería saber era qué hacía Cleo ahí, y sin sus bebés, así que se puso de pie con la catana en la mano y corrió hacia ella con las rodillas temblorosas.— Cleo — le dijo y la dama de compañía a la miró con los ojos brillosos — mis hijos.— El príncipe Maximiliano está a salvo, pero a Neiyla la tiene Kaeira y está en la habitación del rey — Rahyra la abrazó, la mujer estaba temblorosa — lo siento, me acorralaron, no pude hacer nada…— Todo está bien — le dijo — Kaeira no le hará nada porque quiere que yo vea co
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Epílogo.
— Toma tú mi corazón, te lo regalo, te lo entrego y te lo da mi propia mano — Rahyra sintió un escalofrío al escuchar esas palabras, y apretó a su hijo contra el pecho y lo observó. El príncipe dormía pacíficamente. Después de la muerte de Kaeira todo había terminado, Maxwell usó la corona de piedra e hizo que los pocos sobrevivientes del ejercito Zorbano, que resultaron ser unos cuatro mil, le juraran eterna lealtad y después los dejó regresar a Zorba. Una decisión polémica, pero Maxwell apeló a la misericordia de la diosa y nadie más lo molestó. Su hijo llegó un rato después en los brazos de una doncella y Rahyra le regaló la bolsilla de diamantes que la muchacha le trató de regresar. Nunca se había sentido tan completa como cuando tuvo a sus dos hijos en sus brazos y a su esposo a su lado. Cleo y Eliver estaban sobre el altar, atados con cadenas de oro y plata y la muchacha lucía tan hermosa y feliz que Rahyra se sintió feliz por ella. Se le hizo gracioso ver a Eliver nervioso, er
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