Te lo dije, te advertí que te buscaras alguien que te mantuviera porque yo me cansaría de ti… no te dejaré desamparada por ahora… pero yo que tu, comenzaría a buscar empleo. Considera este viajecito un regalo de despedida. — Salió lentamente del bar. Dejando a Sara, sin palabras. Tenía una sonrisa en el rostro que nadie le había visto en años. No sabía como ella iba a esperarlo, pero iba a hacer todo lo posible para que lo ocurrido aquella noche inolvidable, se repitiera.Estaba prevenido. El cambio de clima sería brusco. Pasar del calor del trópico, al frío ingles, podría haber dejado de cama a muchos, pero no a Carlisle Stone. Los otros viajeros lo miraron raro, cuando lo vieron llegar al sitio de trasladores internacionales, con un grueso abrigo de piel negro. Algunos se mofaban de él. Todos estaban en camisas veraniegas, y otros con bermudas y sandalias. El no dijo nada. Tocó el traslador a la hora indicada y cerró los ojos. La sensación que le causaba en el estómago, no la soport
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