Edward me deja en el suelo, agarra la copa de champaña y se sienta en la orilla de la cama, le da un trago a la misma y con su voz extremadamente ronca me dice:—Aún no es momento preciosa. Primero quiero que me calientes.Pestañeo varias veces ante lo que me dice de repente siento la boca seca, yo también le doy un trago a mi copa y sonrío nerviosa.«¡Esto va en serio...! ¿¡En qué lío me metí con este hombre!?».—Sabes hacerlo, te he enseñado. Quiero que lo hagas tu sola ahora, déjate llevar. Desnúdate, siéntate allí—señala el diván que está cerca del jacuzzi—. Y caliéntame.¡Oh por Dios! Me bebo toda la copa de un solo trago y me sirvo otra, Edward me observa con sus profundos ojos azules. Quiero verlo loco por mí, quiero ser su locura, su pasión, su lujuria, que... en cada momento que sienta deseo piense y me desee solo a mí. Quiero adueñarme de su cuerpo, de su mente, de su alma... de todo su ser.Sé lo que le gusta, lo que lo vuelve maniático. Totalmente desinhibida y cómoda con
Leer más